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Prueba Toyota C-HR 2019: Diseño y tecnología por los cuatro costados

prueba Toyota C-HR

Probamos el Toyota C-HR 2019, un crossover híbrido que se ha convertido en un superventas para la compañía por su llamativo diseño y una personalidad que le ha hecho diferenciarse de las opciones que encontramos en su segmento. La firma japonesa ha sometido a una ligera actualización a uno de sus productos estrella con novedades que tienen que ver con algunos cambios estéticos y su nivel de equipamiento.

El Toyota C-HR nace de la necesidad de la firma japonesa de contar con la presencia de un vehículo híbrido en un segmento tan de moda como el C-SUV

La evolución que ha experimentado el mercado automotriz en los últimos años unido al auge de nuevas mecánicas alternativas hace que las cifras de ventas de las mecánicas tradicionales, sobre todo en el caso del diésel, se hayan visto resentidas. Gran culpa de que esto suceda está directamente relacionado con el endurecimiento de las normativas de emisiones y la reciente aplicación del ciclo de homologación WLTP.

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Ante esto, la tecnología híbrida se ha posicionado como una de las alternativas capaces de reducir el consumo y las emisiones. La firme apuesta de Toyota por su gama electrificada ha permitido que la tecnología híbrida sea la opción más vendida en España por el fabricante (3 de cada 4 vehículos vendidos en 2018 por Toyota España fueron modelos híbridos).

Con 15.446 unidades comercializadas en nuestro país en 2018, el Toyota C-HR se sitúa segundo en el ranking de ventas de híbridos justo por debajo de su hermano, el Prius

Si echamos un ojo al ranking de ventas de vehículos híbridos en 2018 en España, el Toyota C-HR se sitúa en segundo lugar con 15.446 unidades comercializadas por debajo de uno de sus hermanos, el Toyota Auris, con 15.704 unidades vendidas. Y si vamos un paso más allá en la búsqueda del rival más directo del C-HR que a día de hoy es el Kia Niro 1.6 HEV, vemos que este último ha cerrado el curso con 6.086 unidades.

El Toyota C-HR nace a finales del año 2016 fruto de la necesidad de cubrir un hueco en un segmento que en los últimos años ha experimentado un enorme crecimiento, el C-SUV. Por su estética, las acciones publicitarias que hemos visto en los últimos meses, y hasta por el catálogo de opciones disponible en la gama Toyota C-HR, no hay duda de que Toyota apunta directamente a un público joven que busca algo diferente.

Pero Toyota no solo pretende ocupar un nicho de mercado, sino que quiere revolucionarlo. Y para ello el C-HR trata de romper todos los esquemas preestablecidos. El crossover japonés presenta un ejercicio de diseño muy trabajado con líneas y nervios muy afilados que le otorgan esa personalidad que tanto llama la atención y gusta entre el público europeo.

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Para ver de lo que es capaz probamos la versión media en lo que equipamiento se refiere, cuya denominación comercial es Toyota C-HR Hybrid 125H e-cvt Advance Plus. Siguiendo las directrices del configurador web de la marca, obtenemos un precio final de 30.320 euros incluyendo transporte, IVA e impuesto de matriculación. Aquí os dejamos con la ficha oficial de nuestra unidad de pruebas. Nos ponemos en marcha para analizar a fondo todos los detalles de este crossover.

 

Una línea exterior que no deja indiferente a nadie

Si por algo destaca el Toyota C-HR es por su atrevido diseño. Nada más ponerme a sus mandos me dí cuenta de que allí por donde pasa capta las miradas de conductores y peatones. La cara exterior evoca una figura poderosa gracias a su robusto frontal, unos paragolpes de gran tamaño y unos marcados pasos de rueda. Pero no solo eso, el C-HR refleja cierta deportividad gracias a la caída del techo y a un generoso alerón trasero.

La línea exterior del C-HR es el resultado de un tremendo ejercicio de diseño por parte de los ingenieros de la firma japonesa

La línea exterior del Toyota C-HR se basa en el pulido de un diamante. De hecho, podemos apreciar este patrón en diferentes detalles tanto dentro como fuera del coche. Sus medidas son de 4,36 metros de largo, 1,80 metros de ancho y 1,56 metros de alto; unos números que lo sitúan en la media de su segmento y muy cerca de modelos como el Nissan Qashqai o el Kia Sportage.

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El frontal está presidido por el logotipo de Toyota en azul que identifica a las versiones híbridas de la marca. El paragolpes delantero, robusto y ensanchado, aporta un tono deportivo al vehículo. Los faros, de diseño alargado, utilizan tecnología Full LED y son uno de los elementos de diseño más característicos del modelo japonés. Además, cuentan con un sistema de intermitencia dinámico, algo que hasta hace bien poco solo podíamos encontrar en vehículos premium. La delantera se completa con unas molduras afiladas y una parte baja acabada en plástico negro sobre la que se dispone tanto la entrada de aire como los antinieblas.

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Si nos fijamos en el perfil, el Toyota C-HR monta unas llantas de aleación de 18″ con acabado bitono sobre un juego de neumáticos Michelin Primacy 3 de medida 225/50. El lateral del coche resulta muy llamativo por la nervadura que recorre la parte inferior de las puertas y fluye hasta el pilar C. La superficie acristalada es pequeña, sobre todo en las plazas traseras. Por otro lado, el tirador de las puertas traseras está integrado en la parte superior; un detalle que, aún resultando poco práctico, juega en favor de la imagen del conjunto.

La musculatura que presenta la parrilla frontal del C-HR combina con el toque coupé que desprende una zaga que muestra una acusada caída del techo y un alerón de grandes dimensiones

Los 15 centímetros de altura libre sobre el suelo ponen de manifiesto que el C-HR no ha sido pensado para hacer excursiones más allá del asfalto. Es un coche diseñado principalmente para un uso diario que da lo mejor de sí en la ciudad. La distancia entre ejes es bastante generosa, con 2.640 mm. Esto hace que el crossover japonés se convierta en una de las alternativas más espaciosas de su segmento.

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A nivel personal, el diseño de la zaga es lo que más me llama la atención. Aquí encontramos muchos ángulos y una luneta trasera algarada en la que un alerón prolonga la acusada caída del techo. Los pilotos traseros 3D también cuentan con tecnología Full LED y recuerdan a los que montaba la anterior generación del Honda Civic. Esta solución resulta muy llamativa aunque queda bastante expuesta a recibir golpes. Bajo el portón del maletero encontramos una moldura de plástico negro que esconde el tubo de escape. Toyota ofrece una paleta formada por 16 colores diferentes para la carrocería del C-HR. Nuestra unidad luce un bonita pintura Rojo Tokio que tiene un coste de 750 euros.

 

Un interior que invita a pasar horas sentado frente al volante

Una vez dentro y sentado en el puesto de conducción corroboro el buen trabajo realizado por Toyota en lo que a diseño se refiere. El acceso al interior resulta sencillo y rápidamente adoptas una postura de conducción cómoda. No he encontrado problemas de visibilidad aunque es cierto que la luna trasera resulta algo pequeña. En cualquier caso siempre contaremos con la cámara de visión trasera, de gran calidad de imagen.  La vida a bordo del crossover japonés premia a los usuarios que viajen en las plazas delanteras hasta el punto de olvidar que llevamos pasajeros en el caso de que así sea.

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Llama la atención la línea horizontal que recorre el salpicadero así como la calidad y el ajuste de los materiales empleados. Es cierto que hay demasiada presencia de plásticos acabados en negro piano que, como ya sabemos, es un material muy poco agradecido. Sin embargo, en el interior del Toyota C-HR se respira un clima especial que deja claro que estamos ante un vehículo adelantado a su tiempo.

De puertas para adentro destaca la calidad y el ajuste de los materiales empleados sobre el salpicadero, la consola central, el volante y los asientos. El C-HR premia a los usuarios que viajen en las plazas delanteras hasta el punto de olvidar que contamos con una segunda fila

El C-HR no es la mejor opción si lo que se busca es un coche práctico con abundante presencia de huecos portaobjetos y soluciones de este tipo. Tampoco destaca especialmente por su habitabilidad, ya que resulta más bien egoísta (para parejas sin hijos que buscan diseño y tecnología). A su favor, he de decir que sí está bien resuelta la ergonomía en general del habitáculo.

El Toyota C-HR estrena plataforma TNGA (la misma que lleva el nuevo Prius), lo cual se traduce en que gracias a los nuevos desarrollos, el modelo presenta un mayor espacio interior, además de una mejor conducción gracias a su bajo centro de gravedad. En concreto, se ha conseguido un centro de gravedad 25 mm más bajo que el del Prius y también es un 65% más rígida que la anterior plataforma de la marca, lo que, como veremos más adelante, repercute directamente en el comportamiento dinámico.

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Los asientos ofrecen un mullido lo suficientemente cómodo como para viajar de manera asidua. Tanto la plaza del conductor como la del acompañante son regulables en altura y profundidad. A partir del acabado Advance los asientos incluyen calefacción, algo que, como es el caso, agradecerán especialmente aquellos que vivan en lugares con climas fríos. El respaldo recoge bien la espalda y cuenta con regulación eléctrica lumbar.

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El volante multifunción, forrado en cuero, también se puede regular en altura y profundidad. Un total de 18 botones repartidos a izquierda y derechas nos permite controlar el sistema de sonido, las funciones relacionadas con la telefonía, el control de crucero y el ordenador de a bordo.

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El panel de instrumentos está formado por dos esferas analógicas y una pequeña pantalla TFT a color de 4,2 pulgadas. Su diseño resulta bastante más clásico de lo esperado y quizás es lo que más chirría del toque futurista que pretende demostrar el conjunto. La esfera derecha nos informa de la velocidad y la izquierda indica el estado del motor (CHG, ECO y POWER).

Sobre la instrumentación, el clásico tacómetro se ha sustituido por una esfera analógica que nos mantiene al tanto de en qué estado se encuentra el motor y de sí las baterías se están recargando

El modo CHG indica que las baterías del motor eléctrico se están recargando: se activa en bajadas, aprovechando la inercia de las ruedas o en las frenadas. En el modo ECO el coche administra los dos motores para lograr un consumo óptimo. Conforme pisemos el pedal del acelerador el modo ECO dejará paso al modo POWER, donde ambos motores trabajan juntos para sacar el máximo rendimiento. La pantalla central del panel de instrumentos nos permite estar al día de diferentes eventos relacionados con la conducción como el consumo, la autonomía, la carga de la batería, la temperatura exterior, el tiempo de viaje e incluso un medidor de fuerzas G.

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La parte central del salpicadero está coronada por una gran pantalla táctil de 8 pulgadas que integra el sistema de infoentretenimiento Toyota Touch 2 & Go. Este sistema viene de serie en los tres acabados disponibles. A pesar de que el display tiene un tamaño generoso y se sitúa en una posición elevada, no llega a comprometer la visibilidad del conductor. Es más, se encuentra orientado hacia él y a la altura de los ojos para evitar distraer la mirada del frente. Si bien su resolución es buena, la fluidez de los botones táctiles que nos permiten manejarla no llega a convencer. Otro punto a mejorar sería hacer compatible este sistema con Android Auto y Apple Car Play.

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El sistema Toyota Touch 2 & Go cuenta con conexión Bluetooth, puerto USB, toma auxiliar, cámara de visión trasera y sistema de navegación. Este último como opción. El menú híbrido muestra con más detalle lo mismo que se muestra al conductor en el cuadro de mandos: el flujo continuo de energía a través de nuestro vehículo. Uno de los detalles más sorprendentes que encontramos en el interior del Toyota C-HR es un impresionante equipo de sonido firmado por JBL (a partir del acabado Advance Plus). Se trata de un sistema de alta fidelidad formado por nueve altavoces que normalmente encontramos un vehículos de un segmento superior y que enamorará a los más sibaritas del sonido.

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Las plazas traseras resultan menos apetecibles, principalmente por dos motivos: una visibilidad limitada por el reducido tamaño de las ventanillas que apenas deja pasar luz al interior y un techo que puede llegar a comprometer el confort de usuarios de más de 1,80 metros de altura que además deberán tener cuidado para no golpearse la cabeza al acceder. Por otro lado, el espacio para las piernas es suficiente.

La plaza central es habitable ya que no hay reposabrazos y el túnel central no resulta excesivamente alto. A pesar de contar con luz de cortesía sobre la banca trasera, echamos en falta algunos elementos como los asideros o alguna  toma de carga USB. Las plazas laterales traseras cuentan con anclajes Isofix y Top Tether para fijar sillitas infantiles.

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El maletero ofrece una capacidad de 377 litros ampliable hasta los 1.160 litros si abatimos la banca trasera. El denominado sistema Toyota Easy Flat nos permite plegar rápido los asientos posteriores mediante unas manetas situadas en el maletero. A pesar de ser de los más pequeños de su segmento es bastante aprovechable gracias a sus formas regulares y a una amplia boca de carga. Si echamos un vistazo a algunos de sus rivales encontramos al SEAT Arona con 400 litros de capacidad, al Kia Niro con 427 litros de capacidad o al Nissan Qashqai con 430 litros de capacidad. Por debajo, modelos como el Opel Mokka X con 356 litros de capacidad o el Mazda CX-3 con 350 litros.

El piso del maletero puede colocarse a dos alturas diferentes. Nuestra unidad de pruebas cuenta con el clásico kit antipinchazos, aunque también puede adquirirse con rueda de repuesto de tipo galleta. Eso sí, de optar por este equipamiento, deberemos renunciar a 80 litros de capacidad de carga.

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Toyota ofrece cuatro niveles de equipamiento para la gama C-HR: Active, Advance, Style y Dynamic Plus. Desde el grado más básico el equipamiento de serie es abundante. Independientemente del nivel de acabado elegido, el Toyota C-HR cuenta  con climatizador bizona, sensores de luz y lluvia, retrovisor interior fotosensible y exteriores térmicos y plegables eléctricamente, sistema de acceso y arranque sin llave o manos libres, entre otros extras.

Independientemente del acabado elegido el Toyota C-HR cuenta de serie con un gran nivel de equipamiento en materia de seguridad y tecnología

A nivel de seguridad, uno de los puntos más interesantes tiene que ver con el denominado paquete Toyota Safety Sense. Este sistema cuenta con alerta de precolisión con reconocimiento de peatones, control de crucero adaptativo, avisador de cambio involuntario de carril con corrección de la dirección. sistema de reconocimientos de señales de tráfico y control inteligente de las luces de carretera.

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Si echamos un ojo al mercado y buscamos algún modelo con un nivel equipamiento y motorización similar al que monta nuestra unidad encontramos al Kia Niro 1.6 PHEV como rival más directo por montar un bloque híbrido. Hemos entrada en el configurador web de Kia y una unidad con el mismo nivel de equipamiento que monta nuestro Toyota C-HR, es decir, el acabado Emotion, tendría un precio de partida de 33.445 euros. Otra opción, teniendo en cuenta de que se trata de un producto para clientes que se encuentran en un nivel adquisitivo superior, sería el nuevo Lexus UX 250h. En esta ocasión, eligiendo el acabado Business, el precio partiría de los 35.900 euros.

Si nos olvidamos de la motorización híbrida y buscamos modelos que estén parejos en lo que a características y ranking de ventas en pasado curso, encontramos modelos como:

  • SEAT Ateca Xcellence 1.5 Eco TSI 150 CV DSG-7 por un precio de 29.372 euros.
  • Kia Sportage Emotion 1.6 GDi 132 CV GMT por un precio de 27.384 euros.
  • Ford Kuga Titanium 1.5 EcoBoost 176 CV 6MT por un precio de 30.590 euros.
  • Dacia Duster Prestige 1.6 115 CV 4×2 por un precio de 15.600 euros.

 

Una única motorización disponible en nuestro país

A pesar de que en otros mercados se ofrece con diferentes opciones mecánicas, Toyota tan sólo ofrece una única versión para el C-HR en nuestro país: motor híbrido con cambio automático y tracción delantera. En concreto, el crossover japonés monta un bloque de gasolina de 1.8 litros de cuatro cilindros y 98 CV asistido por un motor eléctrico de 72 CV. Se trata del mismo motor que impulsa a la cuarta generación del Toyota Prius. La potencia total del sistema es de 122 CV que caen directamente sobre las ruedas delanteras a través de una caja automática denominada e-CVT.

A pesar de su imagen musculosa y desafiante, el Toyota C-HR es un coche que ha sido diseñado para un uso eminentemente urbano. Su bloque híbrido de 122 CV de potencia ofrece sus mejores notas de rendimiento en el uso cotidiano

El Toyota C-HR es un coche honesto que ofrece una gran suavidad de marcha y un consumo muy contenido, sobre todo en ciudad. Aquí es donde da sus mejores notas en lo que a eficiencia se refiere y donde exprimiremos todo el potencial de la tecnología híbrida. A la excelente calidad de rodadura se une un riguroso silencio en las arrancadas, maniobras de aparcamiento y siempre que circulemos en modo eléctrico.

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Si somos exigentes con el pedal del acelerador al realizar alguna maniobra de adelantamiento o en subidas por tramos de montaña sentiremos como la rumorosidad del motor aumenta exponencialmente. Toyota debe trabajar para tratar de mejorar este punto; sobre todo porque el ruido percibido queda lejos del empuje que ofrece el coche. Por lo demás, el C-HR ofrece una entrega de potencia muy lineal. Sus números son discretos. El C-HR hace el 0 a 100 km/h en 11 segundos y alcanza una velocidad máxima de 170 km/h.

Aún así el Toyota C-HR es un coche fácil de conducir, incluso para aquellos que jamás se hayan puesto al volante de un vehículo de sus características. Como en todos los Toyota híbridos, la transmisión corre a cargo de un sistema de engranajes planetarios con infinitas velocidades, similar a un cambio de tipo CVT. Al principio su comportamiento puede parecer extraño pero rápido nos acostumbramos a sus nobles reacciones.

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A las posiciones tradicionales de un cambio automático P, D, N y R se le suma un modo B (Brake) que actúa como freno de motor. Esta posición es muy útil cuando realizamos bajadas pronunciadas por puertos de montaña y evita que el coche adquiera más velocidad de la deseada o un exceso de temperatura en los frenos. Con la B, el coche utiliza el motor eléctrico principal como generador para ofrecer resistencia y a la vez cargar las baterías. El uso de la posición B juega en favor de la seguridad, la longevidad del sistema de frenos y el confort.

Dos de las ventajas que presenta el bloque híbrido del C-HR frente a un diésel convencional tienen que ver con su consumo urbano cercano a los 3,8 litros y el todopoderoso distinto medioambiental ECO de la DGT

En el apartado de los consumos, hemos obtenido unas cifras bastante comedidas. En ciudad, el gasto de combustible ronda los 3,8 litros, cerca de la cifra que homologa de 3,6 l/100 km. Durante la semana de prueba la distancia total recorrida se acerca a los mil kilómetros y la media ha sido de 5,2 litros. Los 4,3 litros obtenidos en autopista lo asemejan mucho a un diésel pero en terreno urbano el C-HR gana con creces. La capacidad del depósito es de 43 litros.

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El Toyota C-HR cuenta con el distintivo ambiental ECO de la DGT, gracias al cual podremos disfrutar de las ventajas que gozan los vehículos híbridos en las grandes ciudades los días de circulación restringido o los descuentos al estacionar. Este es un punto muy a tener en cuenta entre los conductores que necesiten acceder con frecuencia al núcleo de grandes ciudades como Madrid o Barcelona. Por otro lado, también es un argumento que juega en favor de la compra de un vehículo híbrido frente a un diésel.

 

¿Qué tal se comporta el Toyota C-HR?

Toca hablar de sensaciones y de cómo se comporta el Toyota C-HR en el día día. Lo primero que debemos tener claro es que el modelo japonés, a pesar de poder llegar a desprender un cierto aire coupé, es un vehículo que se encuentra lejos de cualquier tipo de aspiraciones deportivas. Su medio natural es la ciudad. Aquí la tecnología híbrida brinda un excelente confort de marcha situando al C-HR un escalón por encima de sus rivales.

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Aunque el C-HR se presta a una conducción tranquila, su chasis está muy bien calibrado y te permite darte alguna que otra alegría. No acusa excesivo balanceo en cambios rápidos de dirección como sí ocurre en otros SUV que he probado. Toyota ha dotado al C-HR de un esquema de suspensión delantera de tipo MacPherson específica y de una trasera independiente de doble triángulo. Esto, unido a su bajo centro de gravedad, permiten al coche ofrecer un buen aplomo hasta el punto de llegar a generar la falsa sensación de estar a bordo de un compacto.

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A priori, los 122 CV que anuncia este crossover pueden parecer pocos, pero no lo sentirás en absoluto como un coche lento. La buena respuesta que ofrece el acelerador hace que sientas el coche más ligero de lo que es en realidad -1.455 kg en seco-.

El Toyota C-HR cuenta con tres modos de conducción: ECO, Normal y Sport. Para seleccionar cualquiera de ellos deberemos gestionar el menú que aparece en el tablero de instrumentos a través de los mandos del volante. Para facilitar este gesto me hubiese gustado poder contar con una ruleta como en otros modelos. De esta manera evitaríamos posibles distracciones y sobre todo no nos veríamos obligados a desviar la mirada del frente.

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En función del modo de conducción seleccionado recibiremos diferentes respuestas en relación a la dureza de la dirección y el tacto del pedal del acelerador. Por otro lado, a poca velocidad (hasta 50-60 km/h) se puede forzar el modo eléctrico (EV) temporalmente pulsando un botón, siempre que la batería tenga carga y se den una serie de condiciones.

La dirección es rápida, informativa y directa, dentro y fuera de ciudad. Lo que menos me ha gustado es el tacto del pedal de freno que en su primer tercio de recorrido parece no actuar según lo esperado. Viene siendo algo propio a los modelos híbridos ya que aprovechan las frenadas para regenerar energía y su funcionamiento está condicionado por el nivel de carga de la batería. Esto hace que cueste un poco acostumbrarnos al tener que aplicar mayor fuerza de la habitual sobre el pedal para sentir que el coche realmente frena.

 

¿Merece la pena el Toyota C-HR?

En definitiva, el Toyota C-HR es una propuesta ganadora cuyo éxito reside en tratarse de un producto que ha sabido diferenciarse de lo habitual. Los japoneses han dado en la tecla correcta a la hora de entrar en un segmento que hasta el momento tenían desatendido. Su atrevido diseño, tecnología de vanguardia y sistema de propulsión han calado bien entre los gustos del público europeo.

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Si bien la funcionalidad del habitáculo está condicionada por su línea exterior, con unas plazas traseras que resultan demasiado oscuras por la poca superficie acristalada, la calidad y ajuste de acabados es de primera línea. Toyota ha dado un salto notable en lo que ha refinamiento de diseño interior se refiere.

Las cifras de ventas del pasado año corroboran el buen trabajo realizado por los japoneses. Estamos seguros de que, al igual que hemos podido ver recientemente con el nuevo RAV4, los futuros lanzamientos de la Toyota serán del gusto del público europeo

Estamos ante un crossover con excelentes prestaciones que ofrece una conducción suave y silenciosa. La sensación percibida es la de que el C-HR tiene un chasis espectacular, muy por encima de las prestaciones del sistema híbrido. Sin embargo, los 122 CV que ofrece su motor son más que suficientes para las necesidades cotidianas de un conductor normal. Quien busque deportividad en la fabricante nipón, su coche es el Toyota GT86. Además, el Toyota C-HR permite moverse con la economía de uso de un diésel y sin ninguno de sus inconvenientes.

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El público lo ha recibido con los brazos abiertos, como indican las cifras de ventas, lo que ayudará a que la estética de futuros modelos de la firma nipona sea más atrevida. Detalles que ya hemos podido ver tras la presentación del nuevo Toyota RAV 2019.

En Planeta del Motor: Prueba Kia Niro 1.6 HEV ‘’Drive’’: Curso acelerado de ahorro | Prueba Subaru XV 2018: ¿el SUV más en forma del mercado?

Sobre el Autor

Javier Jiménez

Comments (2)
  • Prueba Toyota Yaris Hybrid 2019: un ciudadano ejemplar - PdM

    […] El pasado año casi el 60% de las ventas del Toyota Yaris en nuestro país corresponden a su versión híbrida. Y es que a día de hoy continúa siendo el único utilitario con versión híbrida a la venta en Europa (el Suzuki Swift GLX SHVS monta un esquema muy diferente a lo que entendemos por híbrido tradicional). Con un total de 10.700 unidades comercializadas en 2018, el pequeño japonés se sitúa en el tercer escalón en el ranking de híbridos de la firma japonesa en nuestro país por debajo del Auris y el C-HR (aquí puedes leer su prueba). […]

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