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Prueba: Opel Corsa OPC Performance – ¿Está entre los mejores GTI actuales?

El protagonista de estas líneas es el Opel Corsa OPC, la versión más potente y deportiva de la actual gama Corsa. Un coche utilitario del segmento B cuya opción más picante sólo podemos elegirla en carrocería de 3 puertas y que, como muchos de sus rivales, aspira a ser el mejor GTI del mercado. Para conseguirlo se necesita cumplir con una serie de requisitos: ser rápido, ágil, divertido de conducir, relativamente asequible y mantener buena capacidad de uso práctico en el día a día.

El Opel Corsa OPC que hemos probado es el resultado de varias décadas de evolución, una evolución que tiene su origen en el primer Opel Corsa GSi de finales de los años 80; entonces se contaban 100 CV bajo el capó. Tras otro GSi (Corsa B) y un OPC (Corsa C), casi tres décadas después de aquel primer GSi ahora tenemos más del doble de potencia en un coche que ha crecido de tamaño, está claro, pero que sigue siendo un pequeño del segmento B.

Cuando las siglas ‘GSi’ han estado ligadas a un modelo de Opel (se llamase Corsa, Kadett o Astra) siempre ha sido sinónimo de buenas prestaciones gracias a unos motores potentes y muy bien hechos. Sin embargo, en el apartado del comportamiento dinámico no siempre ha habido buena crítica: suspensiones blandas, acusado subviraje, dirección poco precisa… Al primer Corsa GSi se le achacaba, entre otras cosas, una dinámica de conducción lejos de sus rivales y una frenada poco potente; puntos muy a tener en cuenta cuando tratamos coches de aspiraciones deportivas. También es cierto que algunos de los rivales de aquel primer Corsa GSi han pasado a la historia como los primeros y genuinos GTI, coches con unas prestaciones envidiables, precio asequible y sensaciones de conducción cautivadoras: hablamos de los Peugeot 205 GTI, 205 Rallye, Renault 5 GT Turbo o Ford Fiesta XR2i, entre otros.

Mucho ha cambiado el cuento desde entonces y ahora el Opel Corsa OPC tiene muchas y buenas cartas que jugar sobre el tablero de los GTI actuales. Tras una semana con él he conseguido conocer sus virtudes y sus defectos, y lo más importante: en estos siete días el Corsa OPC me ha sacado más de una sonrisa conduciéndolo. ¡Vamos a descubrirlo!

Diseño – ¿Qué cambia en el Corsa OPC respecto a un Corsa normal?

El Opel Corsa OPC tiene ese punto macarrilla sin caer en el exceso y, sinceramente, luce muy bien. A los ojos de un aficionado se diferencia perfectamente de un Corsa normal, pero si no fuese por la llamativa pintura metalizada Azul Ópalo (opcional y exclusiva para el OPC) quizá pasaría desapercibido para la mayoría del público. Porque sí, esta tonalidad es llamativa a los ojos de prácticamente todas las personas que lo han visto y la verdad es que no me extraña: este azul le queda genial al Corsa.

Estéticamente, la mayor diferenciación del Corsa OPC respecto al resto de la gama viene en la parte trasera y en la vista lateral. En este último apartado el protagonismo se lo llevan las generosas llantas de 18 pulgadas, tras las cuales se esconde el poderoso equipo de frenos Brembo de nuestra unidad (equipada con el paquete Performance). En la zaga del OPC encontramos dos salidas de escape escoltando un difusor simulado y un alerón (que en nuestra unidad es aún mayor de lo normal) que aliñan la carrocería del Corsa para hacerlo digno de las siglas de Opel Performance Center. Mientras tanto, si comparamos el frontal de un Corsa normal con el del Corsa OPC, uno al lado del otro, quizá nos sorprendamos de que los cambios sean en realidad ligeros, pero sin embargo adquieren un excelente matiz deportivo: la rejilla de plástico de la parrilla ahora tiene forma de panal de abeja, el parachoques del OPC sufre un rediseño para albergar unas falsas entradas de aire donde en los Corsa normales están los antinieblas y el labio inferior también adquiere tintes más deportivos. Además, por encima de la parrilla y entre ambos faros, en el Corsa OPC hay una discreta apertura que simula hacer las veces de toma de aire.

¡Nos subimos al Opel Corsa OPC! – ¿Qué tal las primeras sensaciones desde el interior?

El Corsa OPC es de esos coches que aún se arrancan girando la llave, en los que todavía tienes que buscar la ranura donde meter la llave y hacer un movimiento de muñeca hasta el encendido. Un detalle que a algunos gustará más que a los que prefieren la comodidad del arranque por botón pero que, por absurdo que pueda parecer, yo encuentro con algo más de encanto.

Proceder a arrancar el OPC significa haber sido antes recibido por unas molduras metálicas OPC en el marco inferior de las puertas y haberse acomodado en el asiento semibaquet firmado por Recaro. Pocas veces el verbo ‘acomodarse’ cobró tanto sentido como en esta ocasión: los asientos delanteros del Corsa OPC son una sorpresa en un coche de corte deportivo como este. Unos asientos verdaderamente cómodos, tanto la banqueta como el respaldo, tapizados en cuero y calefactados en nuestra unidad, a los que sólo les cabe un pequeño reproche a la hora de conducir: vendría bien algo más de sujeción lateral tanto en la banqueta como en la zona lumbar del respaldo, ya que cuando enlacemos una curva tras otra quizá lo echemos alguna vez en falta.

Arrancar en frío el Opel Corsa OPC se convierte en un regalo para los oídos, con un bramido ronco salido de un escape bien trabajado

Una vez acomodados, con los reglajes del asiento y el volante puestos a nuestro gusto -algo que se consigue fácilmente-, procedemos a girar la llave y arrancar. Las agujas realizan todo el recorrido de la sencilla y legible instrumentación del cuadro cuando damos contacto antes de arrancar. Nos da la bienvenida un bramido ronco y grave seguido de un gorgoteo la mar de interesante procedente de las salidas de escape que nos provocará un ardiente deseo de arrancar el coche en frío cada mañana. El sonido que emana del escape está muy bien conseguido, y tanto si lo escuchamos desde el interior de la cabina -especialmente desde las plazas traseras- como si lo hacemos cerca de la zaga, nos atraerá. Es un sonido muy trabajado en el escape y si nos colocamos al lado del motor nos daremos cuenta; más aún si abrimos el capó, donde encontraremos un motor de 4 cilindros con un tremendo potencial pero sosegado en cuanto a decibelios.

La comodidad del puesto de conducción, la buena visibilidad desde el mismo y el sonido que nos llega de su escape nos harán olvidar por completo que los ajustes y acabados del resto del interior -correctos en cualquier caso- son idénticos a los de un Corsa 1.3 CDTi de 95 caballos, con algunas salvedades, eso sí. En el Corsa OPC el pedalier es de aluminio, tanto el pomo de la palanca como el volante son exclusivos de esta versión y ambos tienen costuras en contraste e insignias OPC (interesante juego de palabras) que los diferencian, una inscripción que también aparece en las alfombrillas.

Comportamiento dinámico – ¿Es el Opel Corsa OPC un verdadero GTI?

He ahí la pregunta del millón. Vamos a intentar desgranar la respuesta poco a poco, aunque hay buenas noticias. Dice una frase cuya autoría no consigo recordar que ‘Un coche empieza y termina en su motor’. Y si el motor es el corazón de un coche, el del Opel Corsa OPC tiene alma; un alma de naturaleza servil dispuesta a satisfacer tus necesidades y caprichos en todo momento gracias a un motor que tiene una curva de potencia y par llena en todo su rango de utilización, que empuja desde abajo y no deja de hacerlo hasta prácticamente las 6000 rpm, poco antes del corte de inyección.

El motor 1.6 turbo del Corsa OPC está lleno en todo momento, empuja con todo desde abajo y casi hasta el corte, siempre dispuesto a salir como un tiro

El Opel Corsa OPC monta un propulsor 1.6 turboalimentado de cuatro cilindros con potencia de sobra –207 CV– para adelantar sin miramientos, y con una buena cifra de par (245 Nm, que pueden ser hasta 280 Nm con la función Overboost) disponible en cualquier momento que nos permite no tener que estar constantemente jugando con el cambio, a pesar de que cuando toca hacerlo se consigue resolver de forma precisa y rápida. Sin embargo, tiene un tacto en los recorridos mejorable: en ocasiones resulta meloso y otras veces te regala una punzada arisca a través de la palanca que hace preguntarte si en los engranajes de ahí abajo hay varios que estén discutidos.

Enlazar curvas con el Corsa OPC resulta gratificante por su buen comportamiento y rendimiento, con una puesta a punto de la suspensión con la dureza suficiente para tomar las curvas con tremenda eficacia sin mermar demasiado el confort. Aunque no resulta seca, nuestro trasero percibirá a la perfección las irregularidades del asfalto: el tarado del OPC -con amortiguadores Koni en nuestra unidad- absorbe poco pero de manera aceptable los baches e irregularidades, pero hace mejor al coche dinámicamente, que es lo que se busca en un modelo de este estilo. El Corsa OPC es muy ágil, las curvas se suceden con tanta rapidez como le exijamos y el coche responde de forma noble, trazando bastante plano el paso por curva. Podemos buscarle las cosquillas, siempre reaccionará de manera previsible, y el subviraje apenas hará acto de presencia hasta que realmente queramos metar al Corsa en problemas.

Con el paquete Performance tenemos frenos Brembo más potentes, suspensión más rígida, diferencial autoblocante… Cuesta 2.507 euros y probablemente los vale

Conforme vayamos cogiendo confianza con el coche, antes de llegar a una curva nos detendremos cada vez más tarde pues el equipo de frenado Brembo con discos delanteros de 330 mm -en vez de 308- que se monta en el paquete opcional Performance es tremendamente potente y nos permite detener al Corsa con formidable eficacia y solvencia, a lo que se suma la posibilidad de dosificar la frenada de forma muy precisa gracias al buen tacto del pedal central. Si queremos poner a prueba al equipo de frenos bastará con irnos a una zona revirada de montaña y frenar una y otra, y otra vez para comprobar que, además de todo lo anterior, los frenos también resisten bien a la fatiga.

La entrada en curva es rápida y ágil gracias, entre otras cosas, a la corta batalla del Corsa, pero no todo lo rápida que podría ser. Me refiero a la posibilidad de que la dirección tuviese un punto de más rapidez y precisión -es algo nerviosa-, lo que le conferiría ese plus que le falta al Corsa OPC para hacer aún más veloces los ya de por sí ágiles cambios de dirección. Como la mayoría de direcciones con asistencia eléctrica, peca de ser poco comunicativa -no transmite realmente qué está ocurriendo en las ruedas-, pero tiene un peso muy equilibrado para rendir de forma notable en conducción dinámica y ser a la vez muy cómoda callejando por pueblos y ciudades.

Una vez entramos en curvas rápidas, es probable que las tracemos enteramente haciendo correcciones en el volante aun cuando no vayamos excesivamente rápido, en una mezcla de nervio y cierta falta de precisión en la dirección como he mencionado antes. En las curvas más lentas podemos acelerar con brusquedad y la tracción es buena en prácticamente cualquier situación, incluso si buscamos forzar al diferencial autoblocante Drexler (incluido también en el Paquete Performance) acelerando más de la cuenta antes de tiempo.

Aún así, pueden surgir dos escenarios: con el control de tracción activado, la injerencia de la electrónica es la justa (aunque claramente perceptible) para no capar en demasía la potencia que llega a las ruedas y saldremos de la curva relativamente rápido sin perder apenas tracción. Por otra parte, con el control de tracción desactivado (se puede desconectar totalmente junto al control de estabilidad) hay que tener más cuidado con el gas pero se puede dosificar la potencia de tal forma que tomemos la curva de forma rápida, limpia y efectiva, aunque si aceleramos fuerte demasiado pronto al diferencial autoblocante y a las gomas Michelin Pilot Super Sport de 215 mm se les acumulará el trabajo y el morro tenderá a querer irse hacia el exterior antes de lo que a nosotros nos gustaría. Haciéndolo bien y sin brusquedades, se puede salir como un tiro gracias a la buena capacidad de aceleración y recuperación que tiene este Opel Corsa OPC, en un motor que responde relativamente rápido a las demandas del acelerador y al que no se le puede achacar que peque excesivamente de turbo-lag.

El Corsa OPC es ágil como pocos, aunque los giros podrían ser aún más veloces si la dirección tuviese ese plus de rapidez y precisión que le falta

Hablaba antes del comportamiento noble del Corsa OPC y, poco después de devolverle el coche a Opel, me preguntaba un amigo: «¿Se descoloca la trasera cuando ahuecas el gas?». La respuesta es clara: no, no lo hace. Me ocurrió, si no recuerdo mal, tan sólo una vez; dos, a lo sumo. Lo que sí ocurre ocasionalmente cuando te aproximas a una curva y ahuecas el pedal del acelerador es un leve y rápido petardeo del escape, nada comparable con el del Jaguar F-Type pero más que suficiente para dibujarnos una sonrisa en la cara.

Tras una semana probando el Corsa OPC en todos los entornos, otro aspecto a tener en cuenta de cara a la prueba era el del apartado de los consumos. En recorridos urbanos el OPC obtuvo una media de 11,4 litros/100 Km, por los 7,2 litros en carretera y muy ligeramente por encima de 8 l/100 Km en autopista. Por su parte, en conducción rápida por tramos de curvas el consumo se fue en nuestro caso hasta los 14,8 litros/100 km.

Equipamiento y practicidad en el día a día

El Opel Corsa OPC cuesta teóricamente 25.650 euros de serie y sin descuentos, que se pueden quedar en 20.261 euros aplicando todos los descuentos posibles. Sin embargo, nuestra unidad iba equipada hasta arriba con prácticamente todo lo que se le puede poner a un Corsa. Esto significa 6.817 euros en opciones extra y un precio que se va hasta los 32.468 euros sin descuentos y se queda en 25.101 € con las distintas promociones. La lista de opcionales en nuestra unidad es la que sigue:

    • Pintura metalizada Azul Ópalo – 486 €
    • Tapicería de cuero (incluye Pack Invierno) – 740 €
    • Paquete Driver Assist – 648 €
    • Paquete OPC Performance (incluye llantas de 18″ y neumáticos Michelin Pilot Super Sport, autoblocante mecánico Drexler, suspensión FSD de alto rendimiento y frenos Brembo de 330 mm en el eje delantero) – 2.507 €
    • Paquete Parking – 648 €
    • Paquete Visibilidad – 151 €
    • Climatizador automático digital – 367 €
    • Techo solar – 1.059 €
    • Spoiler trasero ‘Extreme’ – 211 €

Con todo, tenemos un equipamiento completísimo en materia de seguridad (cámara frontal Opel Eye, indicador de distancia con alerta de colisión, sistema de reconocimiento de señales, cambio de luces automático, etc.) y todo lo necesario en conectividad e infoentretenimiento, con el sistema OnStar de Opel, conexión a Internet mediante WiFi 4G, entradas USB y de 12 voltios en el salpicadero. Además cuenta de serie con faros bixenón con iluminación diurna LED, control de velocidad, indicador de presión de los neumáticos, anclajes ISOFIX en los asientos traseros…

En el día a día, el indicador del límite de velocidad me resultó bastante útil circulando por carretera para saber en todo momento el último límite legal que superé. También cabe mencionar el magnífico funcionamiento del cambio automático de luces -del cual yo mismo me consideraba reticente antes de usarlo-, pero que cambia a cortas antes de que pueda molestar al que viene de frente y vuelve a las largas inmediatamente cuando el coche nos rebasa. También detecta bien los coches que se acercan tras una curva, una situación a priori compleja pero que el Corsa OPC resuelve a la perfección, permitiéndonos poder olvidarnos del cambio de luces cuando circulamos de noche.

Con un par de opciones extra de precio muy razonable, el Corsa OPC puede equipar todo un compendio en sistemas de seguridad inimaginables en un coche de este tipo hace unos años

El maletero (285 litros) no es el mayor de su segmento pero cumple para viajar con dos maletas grandes o el equipaje de mano de los 4 pasajeros. Para los objetos que podamos llevar en los bolsillos hay espacios en el interior suficientes para albergar cartera, móvil y llaves, con huecos en sendas puertas y otro por delante del pomo de cambios.

Lo peor del coche es probablemente la accesibilidad a las plazas traseras: una tarea compleja que requiere de contorsiones, más aún si superas el 1,80 de altura. La maniobra para mover el asiento es incómoda: son necesarios dos movimientos independientes, primero desplazar la butaca hacia delante lo máximo posible y después, en otra palanca, reclinar hacia delante el respaldo… Lo poco que se pueden reclinar. Algo malo tenían que tener los asientos…

Una vez en las plazas traseras, hay espacio suficiente para albergar a una persona de hasta 1,85 de forma decente, tanto por el espacio para las piernas detrás del asiento del conductor como por la altura hasta el techo. Con los reglajes del asiento del conductor a mi gusto y necesidades (1,83 de altura), detrás aún había hueco suficiente para viajar con cierta comodidad. Eso sí, de la plaza central trasera ni hablamos; igual que de salir de dichas plazas.

Pero las plazas traseras serán las menos utilizadas en un coche de este tipo, máxime si lo que realmente queremos es divertirnos conduciendo (para lo cual cuanto menos peso, mejor). Es de agradecer por tanto que Opel haya cuidado las plazas delanteras, con unos asientos que ya he dicho que son comodísimos pero que además en nuestra unidad eran calefactados, una característica que se disfruta enormemente en estos días de frío invierno. Eso sí, tienen una pega: sólo cuentan con un nivel de temperatura. O los apagas o los enciendes, no hay más, aunque la intensidad del calor que aportan no llega a ser molesto.

Conclusiones

Lanzaba la pregunta, en un título algo más arriba en estas líneas, de si es el Opel Corsa OPC un auténtico GTI. Mi opinión es que sí, lo es. Y lo es de forma más que honrosa y meritoria. Es un coche pequeño, rápido, ágil y que en más de una ocasión te sacará una sonrisa mientras lo disfrutas conduciendo. Porque realmente se puede disfrutar de él. Además, y a no ser que nos recreemos con la lista de opciones extra, es relativamente asequible. Tiene la difícil tarea de competir en su segmento con el brillante Ford Fiesta ST, y los más que respetables Peugeot 208 GTI, Renault Clio RS, Mini Cooper S/John Cooper Works, Abarth 500, SEAT Ibiza Cupra, Volkswagen Polo GTI… La lista es larga e interesante.

El Corsa OPC se sitúa en la parte media de la tabla en cuanto a precio pero tiene el potencial suficiente para plantarle cara a todos sus rivales y posicionarse por encima de la mayoría para ser uno de los más recomendables si buscamos prestaciones, eficacia y diversión, acompañado además de una estética resultona. Eso sí, siempre dirigiéndose con respeto al rey del segmento: el Ford Fiesta ST.

Agradecimientos fotografía: Sergio del Rey Castillo – Flickr: NightDogPhoto / Instagram: @sergionightdog

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Sobre el Autor

Diego Gutiérrez

Aprendí a leer con los nombres de los coches que veía por la calle. A los 6 días de sacarme el carné, rompí un diésel atmosférico. Disfruto conduciendo cualquier cosa con motor y ruedas y en mis ratos libres estudio cosas ingenieriles.
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