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Prueba Lexus RC F, un deportivo distinto al resto

prueba Lexus RC F

¿Un motor atmosférico de cinco litros, ocho cilindros en ‘V’ y colocado sobre el eje delantero de un coupé de tres puertas y cuatro plazas? Pocas pruebas hemos tenido en Planeta del Motor que empiecen tan prometedoras, y es que así las promete el Lexus RC F objeto de esta prueba, que por planteamiento queda muy lejos del último Lexus que probamos, el mismo RC pero en esta ocasión en su versión híbrida 300h. Parece que en Lexus no se andan con medias tintas, ¿verdad?

El Lexus RC F es un coupé que gracias al motor mencionado anteriormente eroga una potencia de 477 CV entregados a las ruedas traseras, lo que unido a su carrocería coupé del segmento D lo deja en una situación en el mercado a la que pocos (o ningún) fabricante han visto apropiado acercarse.

Esa ’F’ podría ser tan atractiva como traicionera cuando consideremos al Lexus RC F como nuestro propio deportivo. Esa  ‘F’…

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Moverse en tales cifras de potencia lo lleva a enfrentarse a los consagrados cocos del segmento, al trío alemán que componen el Mercedes-AMG C63, al Audi RS5 y a la versión coupé del pionero del segmento, el BMW M4. Para ello Lexus no se ha cortado y han colocado en todos y cada uno de los rincones del RC la insignia deportiva marca de la casa, F, con motivo del circuito de Fuji, que es donde la firma pone a punto sus modelos más prestacionales.

Lo que sin duda aporta el Lexus RC F que no tienen sus rivales es el toqué exótico que le da un diseño típicamente japonés en un mercado dominado por alemanes. Faros sesgados con las luces diurnas separadas del principal grupo óptico, una parrilla con entramado en ‘Z’ y forma hexagonal y tres volúmenes muy bien definidos gracias al largo capó y a la marcada zaga.

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La carrocería del RC F es una fiesta de nervios, afilados vértices y curvas que hacen que dependiendo del ángulo que lo mires puede resultar tan retorcido como bello. Se podría decir que es belleza retorcida la de este Lexus RC F. No es tan macarra como sus rivales, pero se gana las miradas de los peatones y otros celosos conductores a golpe de exotismo.

¿Cuánto vale y qué nos ofrece este Lexus RC F?

Este exótico cóctel que nos propone Lexus tiene un mix de ingredientes que, sin sorpresa ninguna, supondrán una fiesta en tu paladar y una vez lo hayas saboreado sabrás que el precio a pagar es alto, ¿pero cómo de alto?

El Lexus RC F parte desde 93.100 euros en el momento de la prueba, precio ligado al acabado Executive. La unidad probada, sin embargo, corresponde al acabado Luxury, y se dispara hasta 107.100 euros, al que no podremos sumar nada más, ya que trae todo el equipamiento habido y por haber en la marca japonesa. Asientos de cuero, sistema de sonido de alta fidelidad, techo solar, faros de LED… Por precio está en línea con sus rivales, ya que si igualamos el equipamiento de todos ellos se pondrían a la altura de la tarifa de este RC F.

prueba Lexus RC F

Al tratarse de un coupé del segmento D, el Lexus RC F goza de espacio suficiente para que cuadro adultos viajen cómodamente, aunque en las plazas traseras una persona de más de 1,75 tendrá problemas de espacio para la cabeza.

No sólo pagamos por equipamiento, también pagamos por buenos ajustes, diseño eprueba Lexus RC Fstructural y calidad de materiales, aunque hay sitios en los que bien nos hubiera gustado ver madera o fibra de carbono en lugar de plásticos de brillo mate, como la consola central o la parte baja del salpicadero, donde por cierto, nos encontramos con los mismos mandos que en un Toyota Yaris

Como contrapartida y en honor a esa ‘F’, Lexus ha sustituido algunos plásticos por fibra de carbono y partes que en el RC300 h están forradas en cuero aquí lo están de alcántara. ¿Os he dicho alguna vez cuánto me gusta la alcántara? Es un material que sufre mucho desgaste pero las zonas en las que está presente no están muy expuetas (reposabrazos, cúpula del cuadro y paneles de las puertas).

La calidad de construcción y ajustes es intachable, allá donde toquemos y presionemos nos encontraremos con piezas recias, ensambladas a la perfección, y tendremos que forzar realmente cada pieza para llegar a encontrar crujidos o grillos. Bien aquí por Lexus, que se desmarca en este sentido de Mercedes y BMW, sin tener nada que envidiar a Audi.

Sin duda ninguna, y desde el puesto del conductor, lo que más nos llamará la atención será el cuadro de instrumentos semi-digital, ya que el velocímetro es físico de diseño minimalista y bien acabado. A la izquiera del cuadro nos encontramos con el display del ordenador de a bordo, que nos aporta muchísima información y con el que podremos incluso llegar a cronometrar tiempos de vuelta o consultar el monitor de fuerzas G.

Pero lo realmente llamativo es el tacómetro, que dependiendo del modo del conducción que hayamos seleccionado adoptará un diseño u otro.

 Esa ‘F’ en la designación del coupé japonés nos promete un coupé con garra tanto en imagen como en comportamiento, ¿será así?

Cuando fue lanzado en 2012 supuso un soplo de aire fresco al segmento de los coupés de cuatro plazas de enfoque prestacional, no sólo por la estética que trae desde Japón, sino porque se desmarca de todos ellos con una filosofía menos macarra y sobre todo, por ese motor de 5.0 litros en clave V8 atmosférico, ya que si miramos a sus rivales más directos, todos portan motores turboalimentados; 6 cilindros en línea de 3 litros en el M4, V8 de 4 litros en el C63 y 2.9 litros V6 en el caso del RS5. Todos por debajo del RC F en términos de potencia excepto el C63 en caso de optar por la variante C63 S, que dispara la potencia del V8 hasta los 510 CV.

 

¿Cómo se conduce el Lexus RC F?

Llega el momento de arrancar el motor del atractivo coupé japonés, botón mediante, y el cinco litros cobra vida de manera discreta, a no ser que lo arranquemos en frío a primera hora de la mañana, eso es otro cantar (literalmente)… Lo primero que sentimos es que es un sonido natural, no forzado ni siquiera por el sistema de escape que equipa de serie el Lexus RC F, lineal y discreto al ralentí, dejando entrever levemente el gorgoteo típico de un V8 que se deja notar sobre todo cuando sube de vueltas, pero tampoco quiere llamar la atención.

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En movimiento y por ciudad un inconveniente será su largo capó, ya que aunque tengamos la ayuda de los sensores de aparcamiento, nunca llegué a cogerle el truco al aparcar y es que le pierdes la pista conforme el capó cae hacia la parrilla, por lo que no llegas a deducir nunca si estás lejos o cerca del obstáculo precedente. Otro elemento de cuidado serán las rozadas llantas que traía nuestra unidad con apenas 6.000 kilómetros totales en el odómetro. Algunos compañeros de gremio no han sido capaces de mantenerlas alejadas de los bordillos.

A lo comentado tendríamos que añadir que el consumo en esta situación hace que la autonomía caiga en picado, con consumos que rondarán los 20 litros a los 100 kilómetros en los mejores casos y una autonomía que no irá más allá de los 300 km por cada tanque. Realmente, el consumo no es nada descabellado teniendo en cuenta el jurásico bloque al que tenemos que dar de beber, pero todo viene dado por un tanque degasolina no muy apropiado para tal motor, con un total de 66 litros. A una media total de la prueba de 14 litros a los 100, la autonomía difícilmente la verás más allá de los 300 km por tanque, 500 en casos de viajes por autopista y autovía.

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Nuestros primeros 500 km de prueba transcurrieron entre el tráfico madrileño y la bajada por autovía a Málaga, que aún con cuatro personas y equipaje a bordo, el consumo se mantuvo rondando los 9 litros a los 100 km, y son cifras que no están maquilladas en absoluto. Todos esos kilómetros transcurrieron en modo Eco y practicando una conducción afín a dicho modo, aunque siempre ceñidos al límite de velocidad que establecía cada vía. Estirando el depósito podríamos haber llegado a Málaga sin repostar, pero conllevaría el riesgo de quedarnos tirados una vez entrásemos en ciudad y el consumo no fuera el mismo que en carretera.

Tardé poco en llevarme al retoño más pasional del Lexus hasta la fecha (ignorando al LFA) a una de mis carreteras de curvas preferidas para dar rienda suelta al V8 y ver qué tal se comportaba el chasis siendo sometido a cierta presión.

prueba Lexus RC F

EL Lexus RC F goza de varios modos de conducción y cada uno va asociado a un tacómetro específico, que cambia de diseño conforme jugamos con los modos. El que más gustó a un servidor fue el Sport+, pero entendería que no fuera vuestro caso y que la mayoría de vosotros optara por el Sport, que comparte gráficas con el del Lexus LFA, con un corte de inyección situado pasadas las 12 del cuadro, a las 7.200 revoluciones máximas que seremos capaces de alcanzar.

De entre los modos de conducción a elegir, a saber Eco, Normal, Sport y Sport+, el más apropiado para practicar una conducción deportiva en carretera para la mayoría de nosotros será el Sport, ya que el control de tracción deja cierto margen de juego a la zaga sin tener nunca que meter mano. El Sport+ va un paso más allá, dejándote actuar levemente para volver a meter el coche en trayectoria. Se podría ir un paso más allá antes de desconectarlo por completo, y poner el control de tracción en modo Professional junto al modo de conducción Sport+, donde el cerebro del coche te dejaría margen hasta notar que las cosas se puede ir de tus manos, literalmente. En mi más humilde opinión, Lexus se podría haber ahorrado varias páginas del manual de instrucciones del RC F dejando únicamente, aparte del modo normal, el modo Sport+ y otro completamente apagado.

Los modos también actúan sobre el funcionamiento del cambio automático (por convertidor de par de 8 velocidades), suspensión, respuesta del motor, dirección y la actuación del diferencial electrónico, algo que imita un diferencial autoblocante de manera electrónica a través de los frenos traseros. Podríamos decir que el diferencial en todo momento hace un buen trabajo, independientemente de el modo en el que lo tengamos configurado, porque sí, también es configurable (Normal, Slalom y Race), pero también es justo decir que al tratarse de un motor atmosférico los neumáticos traseros no siempre tienen que lidiar con una gran cantidad de par.

Toda esta teoría de modos de conducción y escalamiento del control de tracción podría tener más sentido en este RC F si tuviera una zaga más dócil y manejable. No es una zaga a la que le guste descolocarse y menos aún si no tenemos mucho margen de maniobra, es de reacciones secas y contundentes, difícilmente modulable si se ha salido de la trayectoria sin buscarlo. Es en esta situación cuando el RC F desvela su peor baza, su peso… Con una tara de 1.765 kilos no es precisamente liviano y si no lo tratamos con guantes de seda no va a sentirse a gusto mientras abordamos curvas. A nada que llenemos el tanque y viajen dos personas los 2.000 kilos rondaremos, y el Lexus RC F querrá hacer de todo menos practicar una conducción deportiva.

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Trazando curvas en un tramo de montaña el RC F aúlla conforme se acerca al corte de inyección (‘beep’) y antes de alcanzar la siguiente curva, frenamos (los frenos ofrecen buen feedback aunque tal vez le falten mordida) y cuando reducimos un par de marchas, de cuarta a tercera en primer lugar y de tercera a segunda luego, el V8 del Lexus RC F nos regala dos aullidos, a cada cual más contundente, que nos recuerdan al V10 del LFA, salvando distancias. Sí, hay algo de LFA en este coche, aunque nos hubiera gustado palpar esas similitudes mejor, ya que son pocas. La reducción de tercera a segunda, sin lugar a dudas, es cuando más disfrutaba el juego entre caja de cambios y motor; cada vez que podía repetía ese envite al tacómetro.

Chasis y dirección gozan de un tarado deportivo pero sin olvidar la comodidad. En el caso de la dirección, aunque transmite información a las manos del conductor, es menos viva y directa que en otros deportivos que hemos probado como el 370Z Nismo (mucho más espartano) o el Jaguar F-Type (más pasional). Mención especial a los asientos, que aúnan de manera soberbia la comodidad de un coche de lujo con un agarre mucho mayor del que haría falta dadas las circunstancias. Estos asientos valdrían para un Lexus RC R, por ejemplo.

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No vamos a tardar muchas curvas en darnos cuenta de que el Lexus RC F no está hecho para atacar al 100% un puerto de montaña, y cuando hayamos lo hayamos entendido y bajemos el ritmo, llevándolo a un 60% de sus posibilidades, podremos juguetear con la trasera (nunca descolocarla a placer) mientras hacemos aullar el V8 pasadas las 4.500 vueltas. Es ahí donde reside el encanto de este RC F, en su V8.

El cambio de 8 relaciones ha sido, para mi, una de las sorpresas de este Lexus RC F. Cumple casi a la perfección su cometido cuando trabaja en modo automático en cualquiera de los modos de conducción, y los cambios se dan con fluidez, aunque la transición entre marchas sí que toma un momento más que un cambio de doble embrague, pero en absoluto vamos a tener quejas sobre ello.

La caja de cambios ha sido una de las sorpresas de la prueba, pues esperábamos que fuera menos obediente y con una transición entre marchas más lenta

Si cambiamos a modo manual y empezamos a jugar con las levas metálicas de detrás del volante, es cuando confirmamos el buen trabajo que ha hecho Lexus en esta caja por convertidor de par. Dos detalles que no nos gustaron fueron el click que suena al accionar cada leva y el ‘beep’ que nos avisa justo al alcanzar el corte de inyección.

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A no ser que vayamos a dejar el motor en un claro sobrerégimen o por debajo del ralentí, las levas siempre nos harán caso. En cuanto a obeciencia y rapidez está un peldaño por debajo de la ZF que monta el Jaguar F-Type, de un sólo embrague, y un peldaño por encima que la del Audi TT 2.0 TFSI Quattro que probamos en nuestros principios, la S-Tronic de doble embrague. La transición del cambio de marchas es los DSG y S-Tronic es más rápida, pero es menos obediente y además subirá una relación antes de llegar al corte, cosa que no hacen ni el F-Type ni el RC F.

Ese ‘beep’ antes del corte es lo más desquiciante. El V8 es atmosférico y necesita que juguemos en la parte alta del abanico de revoluciones para poder gozar de potencia, y ese ‘beep‘ tiene lugar pasadas las 7.000 vueltas, por lo que si queremos llegar hasta casi el corte de inyección vamos a escucharlo constantemente. Al menos en el modo Sport+ debería desconectarse automáticamente.

Sólo el Ford Mustang GT puede presumir de tener un V8 atmosférico en Europa, además del Lexus RC F, por supuesto

El motor es un prodigio de linealidad. En bajos, gracias a su gran cubicaje, gozamos de unos saludables 530 Nm de par por lo que no hará falta llevarlo siempre alto de vueltas para ir rápido, pero desde unas 4.000 vueltas notamos una respuesta más contundente, hasta las 7.200 vueltas (‘beep‘) máximas de este bloque, ya en peligro de extinción.

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Por pedir que no falte, por lo que imaginad si hubiera opción a montar un sistema de escape deportivo como los Audi RS5 y Mercedes-AMG C63. Probablemente cambiaría muchísimo la experiencia de conducción y daría un plus al RC F. Aunque no sería justo no admitir lo bien y fino que suena el V8, sin ningún tipo de emulación más allá de haber intensificado el sonido de la admisión. Nosotros no grabamos ningún vídeo, pero como una imagen vale más que mil palabras, aquí os dejamos un vídeo de Automann, donde además del V8 también escucharéis el ‘beep‘.

Conclusión y reflexión personal

Lo cierto es que después de una semana de pruebas puedo confirmar que la ‘F’ le pesa mucho, es casi tan pesada como el propio RC F. Puede que Lexus se equivocara bautizándolo como RC F en lugar de RC500, y haberse reservado la F para algo más especial. Parece que con el LC no han cometido este error, y estoy seguro de que si llega un LC F no va a defraudar a nadie si consiguen aligerarlo. Aunque en este mundillo siempre esperamos algo más, y un Lexus RC FS o RC R (o algo así, que no sea porque falten letras) daría más sentido a este RC F.

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Si lo juzgásemos como un RC500 sería espectacular, un coupé perfecto para lidiar a diario pero con espíritu y una puesta a punto con la que podrás dejar que ese V8 dé el do de pecho mientras que el resto del conjunto acompaña. Un coupé cómodo que no hace ascos a incursiones en circuito y a auténticas ráfagas de curvas en un puerto de montaña. Pero de no hacer ascos a solventarlo como un F debiera, queda mucho, y más aún si ponemos al RC F en contexto entre sus rivales.

Personalmente pienso que desde el segmento D hacia arriba, hablando de coupés, hay una delgada línea que separa el ser un GT potente de ser un auténtico deportivo, y este Lexus RC F tiene tres cuartos de la personalidad de un GT potente con reminiscencias de deportivo auténtico, donde el cuarto restante lo conforman el V8 y ese ADN que nos recuerda al LFA. El sonido del V8 unido a la caja de cambios nos van a querer hacer sacarlo a pasear a menudo entre curvas, pero donde mejor y más a gusto va a estar es en una tranquila ruta que nos permita subirlo de vueltas sin exigir mucho al conjunto. Carreteras no muy reviradas de tercera y cuarta marcha, ese es su escenario preferido.

prueba Lexus RC F

Los puntos fuertes del Lexus RC F son la calidad interior, el confort de marcha, el sonido del V8 y ese encanto japonés del que ningún coupé de este nivel pueden presumir, además de diferenciarse de todos los coches con los que compartirás calzada, no es uno más circulando y eso no lo puede decir el dueño de un C63 o un M4. Es un deportivo del que, sabiendo que tienes las llaves y un rato libre, no podrías evitar salir a conducirlo por placer. A pesar de su peso es de esos coches que podrían lucir con orgullo aquello del the thrill of driving, o al menos lo haría con mucho más sentido que otros deportivos más famosos y más vendidos…

Agradecimientos a David Román por parte de la galería fotográfica

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Sobre el Autor

Álex González

Ya de chico todo el mundo sabía que de regalarme algo, tenía que ser relacionado con coches. Y unos veinte años más tarde la cosa no ha cambiado. Siempre a la última en actualidad del motor y las nuevas tecnologías que lo rodean.
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