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Lección de historia del automovilismo: el porqué del famoso «Verde Británico»

Verde Británico

Si eres un adepto de los deportes de motor es muy posible que en algún momento hayas meditado sobre la estrecha relación entre países y sus colores emblema en la competición, que en muchas ocasiones nada tiene que ver con los tonos que sus banderas muestran.

Habitualmente, dichas tonalidades no reciben ninguna designación especial. El gris que utilizan los alemanes a día de hoy (al principio usaban el blanco), por ejemplo, es simplemente gris. La combinación del azul y el amarillo, fácilmente asociable a Suecia, tampoco tiene un nombre clave por el cual referirse a ella. Sin embargo, el rojo que desde el principio de los tiempos usaron los italianos es ampliamente conocido como «Rosso Corsa», al igual que ocurre con uno de los colores más distintivos jamás asociado a una nación: el «Verde Británico».

Durante los primeros años del siglo XX, las carreras de automóviles enfrentaban a países, en vez de a pilotos, como bien ocurre actualmente. Una de estas muchas carreras era conocida como la copa Gordon Bennett, organizada por el propio James Gordon Bennett Jr, propietario del diario New York Herald. Cada nación podía inscribir hasta tres de sus máquinas en cada carrera, que se disputaba en el país vencedor de la carrera anterior. En el año 1902, los británicos vencieron la edición de ese mismo año en un Napier, que montaba un revolucionario (en aquel tiempo) motor de 4 cilindros con 44 CV de potencia. Lo cierto es que no ganaron debido a las prestaciones de dicho vehículo, sino porque fueron los únicos que consiguieron cruzar la línea de meta.

De este modo, los británicos debían encargarse de la organización de la carrera de 1903, aunque se toparon con un serio problema: sus carreteras tenían, por aquellos años, un límite de velocidad de 12 millas por hora, lo que imposibilitaba en un primer momento cualquier tipo de competición. Desgraciadamente, los organizadores no consiguieron el respaldo de las autoridades para retirar dicha prohibición durante la carrera, por lo que no podría disputarse en Inglaterra, pero sí en Irlanda, región vecina que no contemplaba tales medidas restrictivas en esa época y que acogió amablemente el evento.

Las autoridades inglesas rehusaron de retirar el límite de velocidad, pero los irlandeses acogieron con gusto la copa Gordon Benett

Según informó un periódico local, los tres coches que participarían en la carrera de dicho año se pintaron de color verde trébol como muestra de agradecimiento a los anfitriones y no en un verde pálido, como se hizo en años anteriores. El resto, como dicen, es historia.

Verde Británico

Napier del 1903 con el verde trébol, precursor del Verde Británico.

Curiosamente, la copa Gordon Bennett fue culpable de la introducción de otros colores notables en el automovilismo de competición, debido a que uno de los organizadores tuvo la idea de hacer a cada país pintar sus coches en tonos distintos entre sí. A causa de esta decisión, el color blanco, propio de los coches alemanes, que más tarde evolucionaría a gris, el «Bleu de France» y el amarillo de los belgas comenzaron a extenderse.

Verde Británico

Tabla con los colores más significativos utilizados en el automovilismo

Fuente: DriveTribe

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Sobre el Autor

Miguel Benito

De la capital. Estudiante de ingeniería del automóvil. Convirtiendo los sueños en realidades. Desde pequeño trasteando con todo tipo de cosas que tenían ruedas. Ahora, tengo la oportunidad de hablar sobre un tipo concreto de máquinas apasionantes: los coches.
Comments (2)
  • Sergiux

    Napier ya pintaba de verde irlandes sus coches antes de la victoria en la Gordon Bennet. Fue ésta la primera victoria internacional de un auto británico y en honor a dicha victoria se adoptó el consabido color. Los Napier eran conocidos por las vibraciones de su motor de seis cilindros (primicia mundial) y su precaria fiabilidad ganandose el apodo de ‘powefull rattles’.

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