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Audi pone fin a la producción del R8 e-Tron, tras 2 años y menos de 100 unidades vendidas

Casi tan silencioso como su rodar a baja velocidad ha sido su paso por el mercado. Hablamos del R8 e-tron, la versión eléctrica del superdeportivo de Audi.

Un paso por el mercado atípico, pues apenas se sabía con certeza si Audi comercializaba la versión eléctrica del R8 o se había quedado en un prototipo. Según la publicación Car and Driver, Audi ha decidido dejar de vender el R8 e-tron, presentado en el Salón de Ginebra de 2015 y hecho sobre la base de la segunda generación del R8, tras su escaso éxito comercial.

Quizá sea demasiado benevolente decir «escaso éxito» y no «fracaso»: casi dos años después de ponerse -casi en secreto- a la venta, el número de unidades vendidas del R8 e-tron ni siquiera ha llegado al centenar. Así mismo lo han asegurado fuentes de Audi que, aunque sin especificar, han admitido que la producción ha sido de apenas dos dígitos: «menos de 100» es lo más que han dicho.

¿Las razones de sus escasas ventas? Bueno… Quizá un precio de 1 millón de euros tenga parte de culpa para echar atrás a más de un interesado cliente.

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A un precio que quintuplicaba la tarifa base de un R8 Coupé convencional, el R8 e-tron que ha dejado de producirse vio por primera vez la luz en 2015 pero no fue el primer R8 eléctrico que existió. Años atrás, en el Salón de Frankfurt de 2009, se presentó un R8 e-tron basado en la primera generación; un modelo que nunca llegó a producción.

Aunque concebido en un principio con cuatro motores repartidos entre ambos ejes, el modelo de producción contaba finalmente con sólo dos motores en el eje trasero (es el único R8 de producción en el mundo con tracción trasera), que otorgaban una potencia de 340 kW (462 CV) y un par máximo de 920 Nm, que le permitían hacer el 0-100 Km/h en 3,9 segundos y alcanzar los 250 Km/h de velocidad máxima, limitada electrónicamente para no echar por tierra la autonomía -de 450 Km-.

 

Fuente: Car and Driver

 

Sobre el Autor

Diego Gutiérrez

Aprendí a leer con los nombres de los coches que veía por la calle. A los 6 días de sacarme el carné, rompí un diésel atmosférico. Disfruto conduciendo cualquier cosa con motor y ruedas y en mis ratos libres estudio cosas ingenieriles.

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