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Viajamos en el tiempo: así ha cambiado Le Mans, la meca del automovilismo, tras más de 60 años de carreras

60 años de le mans

El automovilismo está en constante evolución. Bien es sabido que la competición es el escaparate, el punto de reunión en el que marcas y empresas exhiben sus avances tecnológicos, que aumentan exponencialmente con el paso del tiempo. Los circuitos también han de estar a la altura de las circunstancias, con el fin de garantizar disfrute a los espectadores que se congregan a sus alrededores, y más importante aún: seguridad, tanto hacia los participantes como hacia los asistentes a los eventos, con el fin de evitar serias catástrofes.

Comparamos el antes y el después a lo largo de 60 años de Le Mans

Hoy venimos a reflexionar brevemente sobre todos estos asuntos y algunos otros más que comentaremos posteriormente con una sencilla comparación entre dos vídeos con una importancia significativa en la historia de los deportes de motor. Y es que ambos clips, grabados en Le Mans, uno de los circuitos más emblemáticos de la historia, están separados en el tiempo por más de 60 años, y el contraste entre ellos no podía ser mayor.

Le Mans, 1956: compartiendo circuito con ciclistas y viandantes

Retrocedemos, como decíamos antes, hasta 1956, año en el que tuvo lugar la vigesimocuarta edición de las 24 horas de Le Mans. Y aquí comienzan los detalles relevantes. El vídeo en cuestión es una de las primeras On Board de las que se tienen constancia, y la forma en la que se grabó es cuanto menos ingeniosa. Hay que recordar que en aquella época, las cámaras abultaban lo mismo que una maleta de cabina pequeña, por lo que instalarla sobre un bólido de carreras era algo realmente complicado. Por no hablar del micrófono que se le coloca en el pecho a Mike Hawthorn, hombre a los mandos del Jaguar D-Type, para que pueda ir haciendo comentarios (tremendamente valiosos, por cierto) a medida que recorre un «poco familiar» trazado de Le Mans.

Una On Board de gran valor en un Le Mans que dista mucho de ser seguro

Tras ver los primeros instantes de vídeo, rápidamente podemos evidenciar que la vuelta ni mucho menos está teniendo lugar bajo una sesión oficial de práctica, ya que además de que Hawthorn no exprime al 100% el potencial del seis cilindros del vehículo británico que arrojaba una cifra de potencia de 288 CV en aquellos años, el circuito está lleno de gente y vehículos de toda clase, algo ilógico actualmente, aunque posiblemente menos ilógico por aquel entonces. En cualquier caso, nuestro protagonista, vencedor de la edición del año anterior que no anduvo corta de drama tras un brutal accidente en el que murieron 88 personas del público asistente, nos va informando tranquilamente sobre la trazada correcta, peculiaridades del circuito y variaciones llevadas a cabo en su asfalto de un año al otro con el fin de evitar nuevas catástrofes. Todo esto, no olvidemos, mientras en algunos puntos supera los 180 km/h.

 

Como decíamos, el aspecto de la seguridad lo que más sorprende en este pedazo de historia del automovilismo. En más de tres cuartas partes del trazado, no hay ni una sola evidencia de barreras de seguridad para contener los posibles impactos de los vehículos que sufran salidas de pista, ni tampoco de zonas que garanticen la seguridad del público, ni menos aún de puestos de control con oficiales de ruta que puedan auxiliar a los pilotos.

61 años después… Y un récord absoluto de la pista

Y volvemos al presente, entrando de lleno en la era híbrida, la de mayor esplendor tecnológico. Para tal ocasión, hemos querido comparar la vuelta de Mike Hawthorn con el récord absoluto de la pista, a pesar de las modificaciones que ha ido sufriendo a lo largo del tiempo, que obtuvo Kamui Kobayashi con su Toyota TS050 en la clasificación de la pasada edición de las 24 Horas. Una vuelta, que además de dejar claro el brutal rendimiento que los motores híbridos están ofreciendo tras varios años de desarrollo, ejemplifica a la perfección el trabajo de la FIA por hacer de los circuitos entornos cada vez más seguros.

Sabemos bien que no se le puede pedir peras al olmo. Es decir, la conciencia por la seguridad y el cómo ponerla en práctica hace más de 60 años no es para nada comparable con cómo todo esto ha cobrado importancia a lo largo de los años, tras cientos y cientos de accidentes realmente severos. Pero gracias a vídeos como éstos, tenemos la certeza de que los deportes de motor van en la dirección correcta, cuya meta no es otra que maximizar el disfrute y la seguridad para público y pilotos.

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Sobre el Autor

Miguel Benito

De la capital. Estudiante de ingeniería del automóvil. Convirtiendo los sueños en realidades. Desde pequeño trasteando con todo tipo de cosas que tenían ruedas. Ahora, tengo la oportunidad de hablar sobre un tipo concreto de máquinas apasionantes: los coches.

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