Menu

Bertha Benz: la valiente que se convirtió en la primera persona en realizar un viaje en automóvil

Corrían los años finales del siglo XIX y en algunos puntos del planeta se buscaba resolver el problema de la movilidad mediante un artilugio más rápido y eficiente que la máquina de vapor. Sin entrar en muchas precisiones históricas, la realidad es que se fue experimentando con motores de diversa índole -algunos de los cuales se desecharon al poco tiempo de patentarlos- hasta que Gottlieb Daimler decidió desarrollar el motor de combustión. Poco más tarde, este tipo de motor lo aplicó Karl Benz por primera vez en un automóvil pero tuvo que ser la mujer de este último, Bertha Benz, quien se atreviera a poner a prueba el invento y realizar el que hoy es considerado como primer viaje en automóvil de la historia.

Pongámonos en contexto. Gottlieb Daimer nació en Schorndorf, una pequeña ciudad alemana, en 1834. Años más tarde estudió Ingeniería en la Escuela Politécnica de Stuttgart y, tras graduarse, trabajó en varios ámbitos antes de involucrarse en la industria del automóvil. Amplió sus estudios por toda Europa y en su vuelta a Alemania comenzó a trabajar en empresas relacionadas con la ingeniería mecánica. En 1872, tras haber adquirido experiencia en motores, empezó a trabajar en la compañía fundada por Nikolaus Otto, el inventor del motor de cuatro tiempos -de cuyo nombre proviene el ciclo Otto-.

Al mismo tiempo pero en la ciudad de Mannheim, otro virtuoso de la mecánica estaba desarrollando en la trastienda de una tienda de bicicletas un triciclo al que tenía pensado añadirle un motor de combustión interna. En 1885, Karl Benz había terminado su invento y el 29 de enero de 1886 se registró la patente del que hoy es considerado el primer automóvil de la historia, el Benz Patent Motorwagen. Tras la invención tocaba testarlo y las primeras pruebas, aunque poco arriesgadas (apenas por los alrededores del taller), fueron exitosas.

La familia Benz empezaba a acusar los gastos que Karl había hecho en su invento y la situación económica empezó a ser mala. Además, en aquel entonces aún había dudas de que ese primer automóvil fuese fiable y seguro para largos recorridos, con lo cual no parecía ser un claro candidato a sustituir a los locomóviles con máquinas de vapor y, consecuentemente, no conseguía venderse. Sin embargo, Bertha Benz confiaba en el triciclo de su marido y se atrevió a dar el paso que el triciclo quizá necesitaba para convertirse en el hito histórico que es hoy.

En 1888 Bertha Benz se atrevió a dar el paso que su marido no quería dar y emprendió un viaje que cambiaría el rumbo de la historia

Bertha Ringer nació en Pforzheim en 1849. Al casarse adquirió el apellido de su marido (aún hoy se sigue haciendo esto en Alemania) y, además, perdió cualquier derecho para participar legalmente en la sociedad Benz & Cie. Aunque las mujeres casadas de entonces pasaban a dedicarse principalmente a cuidar a sus hijos y las labores de la casa tras casarse, el carácter intrépido y emprendedor de Bertha no le permitía quedarse apartada de las invenciones de su marido Karl. Volcada también en el proyecto, fue ella quien realizó en 1888 el primer viaje a los mandos de un automóvil con un motor monocilíndrico de 958 centímetros cúbicos y apenas 0,75 caballos.

Aunque al casarse perdía legalmente todos los derechos de participar en la empresa de su marido, Bertha Benz se involucró al máximo para desarrollar y mejorar el primer automóvil de la historia

Dos versiones se cuentan al respecto de esta historia. Una de ellas dice que Bertha cogió a sus hijos y, sin avisar a su marido del viaje que iba a realizar, emprendió la ruta de 106 kilómetros que separa Mannheim de Pforzheim para ver a su familia. Durante el camino, hubo algunas incidencias que Bertha y sus hijos solventaron con menor o mayor dificultad: algunas cuestas eran demasiado abruptas para que el coche pudiera superarlas con los 3 pasajeros a bordo y hubo que empujarle, las bajadas también suponían un problema para los frenos y había que parar en las fuentes a por agua para refrigerar el motor. También hubo algunas incidencias mecánicas (que Bertha anotó para que su marido corrigiera los fallos) y hubo de parar en la farmacia de varios pueblos para comprar el combustible con el que funcionaba aquel automóvil (no usaba gasolina como la conocemos hoy sino éter de petróleo). Una vez en Pforzheim, se dice que telegrafió a su marido informándole de que habían llegado sanos y salvos, y que el viaje había resultado ser un éxito. Quien sabe si, además, le escribió a Karl informándole sobre las caras de incredulidad de los lugareños que veían pasar a ese extraño artilugio capaz de alcanzar hasta 16 km/h, una notable velocidad en los estándares de la época.

Triciclo Benz de 1886 con el que Bertha realizó el primer viaje en automóvil

Tras más de 100 kilómetros, un día completo de viaje y diversos incidentes en el camino, Bertha Benz y sus hijos llegaron con éxito a su destino. Era el bautismo del automóvil moderno

La otra versión de la historia cuenta que, efectivamente, Bertha sí advirtió en cierta forma a su marido de la locura que estaba a punto de hacer y le dejó una nota que decía «vamos a Pforzheim a ver a la abuela». En cualquier caso, este viaje sirvió para impulsar la empresa Benz & Cie., con un Benz Patent Motorwagen que había demostrado sus cualidades y que comenzó a venderse cada vez más. Lo que quizá Bertha no sabía en ese momento es que, con el triciclo de Karl Benz y el desarrollo de los motores de Gottlieb Daimler y Wilhelm Maybach, Benz & Cie. se convertiría con el paso del tiempo en una de las mayores y más prestigiosas marcas de automóviles, la que hoy conocemos como Mercedes-Benz. Por suerte, Bertha pudo vivir lo suficiente como para ver el éxito de la marca en que se acabó convirtiendo la pequeña empresa de su marido, pues murió a los noventa y cinco años, dos días después de celebrar su cumpleaños, el 5 de mayo de 1944.

Desde el año 2008, cada dos años se celebra la ‘Bertha Benz Memorial Route’, una ruta que conmemora el hito que supuso aquel primer viaje de Bertha Benz y durante la cual se pueden visitar lugares tan interesantes y pintorescos como el palacio de Mannheim, el museo y la casa de Karl Benz, el casco antiguo y el castillo de Heidelberg, la primera gasolinera del mundo en Wiesloch o el famoso circuito de Hockenheimring, entre otros.

En Planeta del Motor: La verdadera historia detrás del nombre de Mercedes-Benz

Sobre el Autor

Diego Gutiérrez

Aprendí a leer con los nombres de los coches que veía por la calle. A los 6 días de sacarme el carné, rompí un diésel atmosférico. Disfruto conduciendo cualquier cosa con motor y ruedas y en mis ratos libres estudio cosas ingenieriles.

Sorry no comment yet.

Deja un comentario