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La verdadera historia detrás del nombre de Mercedes-Benz

Como probablemente habréis deducido por el blanco y negro de las imágenes, la historia que os voy a contar hoy se remonta tiempo atrás. Concretamente, la empezaré en el siglo XIX.

La máquina de vapor supuso en su día un gran avance, siendo parte fundamental del desarrollo llevado a cabo en la Revolución Industrial. Pero la humanidad, en su continua evolución, busca mejorar. El hombre estaba ingeniando para moverse más rápido y mejor, y fue en este proceso de evolución donde surgió el motor de combustión interna, que con el tiempo eclipsaría y dejaría obsoleta a la máquina de vapor.

A lo largo de todo el siglo XIX se dieron numerosos intentos, algunos con más éxito que otros, de artilugios que mejorasen a la máquina de vapor. Lavoisier, Carnot, Lenoir, Beau de Rochas… Es de este último de quien queda constancia que patentó por primera vez, en 1861, un motor de combustión interna de 4 tiempos. Más tarde, Nikolaus Otto lo perfeccionaría junto a Gottlieb Daimler y Wilhelm Maybach. Y en 1886, Karl Benz montó en uno de sus vehículos una versión propia de un motor de 4 tiempos; fue así como nació lo que hoy consideramos ‘automóvil’.

A finales del siglo XIX estaba surgiendo, efectivamente, el automóvil. En octubre de 1883, Benz había fundado ‘Benz & Cie’ y Gottlieb hizo lo propio en noviembre de 1890, creando la ‘Daimler-Motoren-Gesellschaft’ (DMG).

Gottlieb Daimler y Carl Benz

Izquierda: Gottlieb Daimer (1834-1900). Derecha: Karl Friedrich Benz (1844-1929)

Con el automóvil vinieron las carreras y la competición para ver qué coches y pilotos eran los mejores y más rápidos (no sólo hay que correr sino también acabar).

En este contexto, aparece en la historia un empresario y diplomático austrohúngaro: Emil Jellinek. De familia pudiente, desde joven se empieza a interesar por los coches y la economía familiar le permite disfrutar de ellos.

En 1897, Jellinek decide viajar a Cannstat para visitar la fábrica de Daimler. Es en esta visita cuando encarga su primer Daimler, un vehículo de 6 CV, dos cilindros y transmisión por correa. Los 24 Km/h de velocidad máxima eran a todas luces insuficientes para Jellinek, que pidió que construyeran un coche capaz de alcanzar los 40 Km/h y encargó dos coches más. En septiembre de 1898, Emil recibía su encargo: dos Daimler Phoenix de 8 CV que se convirtieron en los primeros coches de carretera con motores de 4 cilindros.

1898 Daimler-8-hp-Phoenix-Phaeton

Daimler 8 HP Phoenix de 1898, primer coche de carretera de 4 cilindros

La condición de diplomático y acaudalado empresario hacía a Emil tener buenos contactos en el mundo de los negocios, la aristocracia y la ‘alta sociedad’ en general. En una época donde el automóvil era un objeto de lujo, solo gente de ese perfil podía acceder a un coche y fue así como Jellinek comenzó, en 1898, a vender los Daimler. En 1899, DMG vendió a Jellinek 10 coches. En 1900, la cifra ascendió hasta los 29.

Jellinek pedía que los coches fuesen cada vez más rápidos. Desde 1899, Jellinek corría carreras y para ello era fundamental tener coches rápidos. Participaba en dichas carreras con el seudónimo ‘Mercédès’, el nombre de su hija, que contaba 10 años entonces, y que Emil utilizaba para designar la mayoría de sus propiedades, incluidas sus villas y embarcaciones.

A principios de abril de 1900, DMG y Emil Jellinek firmaron un acuerdo para que la primera proveyera de coches y motores al segundo, utilizando el seudónimo de este como nombre en los productos. Además, se acordó desarrollar un motor que portase el nombre ‘Daimler-Mercedes’.

Dos semanas después, Jellinek encargó ni más ni menos que 36 coches por un valor de 550,000 marcos – cifra que hoy equivaldría a unos 2.7 millones de euros. Pocas semanas después, encargó otros 36 coches, todos equipados con el motor de 8 CV.

 

El primer Mercedes de la historia: Daimler-Mercedes 35 HP

El 22 de diciembre de 1900, DMG entrega a Jellinek el primer coche que equipa el nuevo motor Daimler-Mercedes, con 35 CV. La entrada en el nuevo siglo no pudo ser mejor: este modelo, desarrollado por Wilhelm Maybach, ingeniero jefe de DMG por aquel entonces, causó un gran revuelo no sólo por su elevada potencia, sino por lo avanzado del coche: el bastidor era de acero prensado y el motor era, además de muy potente, ligero; el cárter era de aluminio, equipaba ventilador e iba ubicado bajo un capó, tras un radiador de nido de abeja. Los ocupantes iban sentados tras el motor y no encima, como era común entonces. Equipaba una bomba de aceite para la transmisión, bomba de agua, acelerador de pie, columna de dirección (como la entendemos actualmente) y la ignición era, como Jellinek venía requiriendo desde hacía algún tiempo, eléctrica. Además, tenía un centro de gravedad más bajo que cualquier otro coche hasta la fecha y la batalla y la distancia entre ejes le proporcionaba gran estabilidad. El equipo de frenado lo componían unos tambores (solo en las ruedas traseras) de 30 centímetros de diámetro. Tal era su nivel de ingeniería que es considerado hoy como el primer coche moderno de la historia.

1901 Daimler Mercedes 35 HP

Daimler-Mercedes 35 HP, considerado el primer coche moderno de la historia

 

En el evento de velocidad ‘Nice Week’ en marzo de 1901, los coches Mercedes se mostraron intratables, ganando en todas las categorías que participaron. Esto fue un enorme impulso publicitario tanto para Jellinek como para DMG. En marzo y agosto de 1901 aparecen los 12/16 HP y 8/11 HP, respectivamente, y los encargos de Jellinek hacen que la planta de Daimler en Cannstatt alcance su pleno nivel de producción.

“Esta es probablemente la primera vez que un padre toma prestado el nombre de su hija”

Emil Jellinek y su hija Mercedes

Emil Jellinek junto a su hija Mercédès

El 23 de junio de 1902, se presenta ‘Mercédès’ como nombre comercial y el 26 de septiembre se registra oficialmente. En junio de 1903, Jellinek obtiene el permiso para llamarse a sí mismo Jellinek-Mercedes, a lo que comentó: “Esta es probablemente la primera vez que un padre toma prestado el nombre de su hija”.

El origen de la estrella

DMG tenía ya un nombre comercial de éxito, pero aún carecía de un logo o insignia que le caracterizara. Paul y Adolf Daimler, los dos hijos del fundador de la compañía y por aquel entonces máximos dirigentes de la misma, recordaron que su padre, fallecido en marzo de 1900 poco después de cumplir 66 años, usó una vez una estrella como símbolo.

Gottlieb Daimer había sido director técnico de la factoría de motores de gas de Deutz entre 1872 y 1881. Al comienzo de su andadura en este puesto, en una postal con una foto de su casa, Gottlieb dibujó una estrella en lo alto del edificio. Le escribió a su mujer que, algún día, una estrella igual luciría en lo alto de su propia fábrica, simbolizando prosperidad.

Ante la propuesta de los hermanos Adolf y Paul, la junta directiva de DMG aceptó inmediatamente y en 1909 registraron comercialmente el símbolo de dos estrellas, una de 3 picos y otra de 4. Ambos símbolos fueron igualmente registrados y protegidos legalmente, aunque nunca se llegó a usar la de cuatro. A partir de 1910, una estrella tridimensional de tres picos adornaría el radiador del frontal de los coches de la marca.

Las tres puntas se suponía que simbolizarían la ambición de Daimler de motorizar a todo tipo de vehículos, por tierra, mar y aire. Con los años, el logo se fue modificando: en 1916 las puntas fueron rodeadas por un círculo, en el que se añadieron 4 pequeñas estrellas y se integró la palabra ‘Mercedes’, a la vez que se añadían alternativamente los nombres de las plantas que DMG tenía en Untertürkheim y Berlin-Marienfelde, dependiendo de dónde se hubiese ensamblado el coche.

En noviembre de 1921, DMG solicitó protección legal como patente para las nuevas variantes del logo de su marca y presentó en la oficina de patentes un diseño tridimensional de una estrella de tres picos rodeada por un círculo, que iba colocada en la parrilla frontal del radiador del coche. Dicho diseño se convirtió en marca registrada de agosto de 1923.

 

Los años posteriores – DMG y Benz se convierten en Mercedes-Benz

Los años posteriores a la Primera Guerra Mundial se caracterizaron en lo económico por una escasez generalizada y una fuerte inflación. Esto repercutió muy negativamente especialmente en productos lujosos como eran entonces los automóviles, provocando una fuerte crisis de ventas que dejó mermada a la industria. Solo las grandes compañías, con una marca reputada y que gozasen de cuentas saneadas, salvaron el escollo, aunque incluso estas tuvieron que fusionarse o formar cooperativas.

Fue en este contexto cuando los anteriormente rivales, DMG y Benz & Cie., formaron en 1924 un sindicato para trabajar conjuntamente en términos de compra-ventas y publicidad y seguir siendo competitivos.

Certificado de fusión de 1926 entre Daimler-Motoren-Gesellschaft, Untertürkheim y Benz & Cie., De Mannheim.

Certificado de fusión de 1926 entre Daimler-Motoren-Gesellschaft, Untertürkheim y Benz & Cie.

Durante dos años, las dos marcas comercializaron modelos conjuntamente pero cada uno con su propia marca. Fue en junio de 1926 cuando los dos fabricantes se fusionaron para formar Daimler-Benz AG.

Cartel mostrando la unión entre DMG y Benz

Cartel publicitario de 1926 mostrando la unión entre DMG y Benz & Cie.

Llegados a este punto, tocaba crear un emblema. Para ello, unieron lo más característico de los emblemas existentes: la estrella de tres puntas perteneciente a Daimler-Motoren-Gesellschaft fue rodeada por el nombre comercial de ‘Mercedes’ seguido de las sobradamente famosas cuatro letras ‘Benz’. Entrelazando estas dos últimas, la corona de laurel característica de la marca que sigue estando presente hasta nuestros días.

Logos Mercedes, Mercedes-Benz y Benz & Cie.

De izquierda a derecha: logos de Mercedes (DMG), Mercedes-Benz (Daimler-Benz AG) y Benz (Benz & Cie.)

Fuente: Daimler AG

Sobre el Autor

Diego Gutiérrez

Aprendí a leer con los nombres de los coches que veía por la calle. A los 6 días de sacarme el carné, rompí un diésel atmosférico. Disfruto conduciendo cualquier cosa con motor y ruedas y en mis ratos libres estudio cosas ingenieriles.
Comment 1
  • arribi

    es importante saber de dónde venimos para saber a dónde vamos.interesante entrada

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