Desde el año pasado sabíamos que el II Jarama Classic no nos lo podíamos perder. Y es que, en su primera edición, dejó el listón muy alto. Pudimos disfrutar de un gran ambiente, una organización a la altura de su contenido y unos coches únicos: Ferrari 250 GT SWB “Breadvan”, Lancia Beta Montecarlo y vehículos del Grupo C de Le Mans de los años 80, entre otros. Todo funcionó al unísono en esta primera edición, pero… ¿qué pasaría en el II Jarama Classic?
Más y mejor
La cita era el fin de semana del 2 y 3 de abril. Este año eran siete las pruebas que lo componían: Trofeo Nastro Rosso, Classic Endurance Racing 1, Classic Endurance Racing 2, Grupo C, Heritage Touring Group, Sixties’ Endurance y la novedad de este año: la categoría Trophee Legende (bajo estas líneas, un Bugatti 51 de 1931 exprimiéndose al máximo).
Se mira pero no se toca
Aproximadamente un total de 200 coches iban a competir en las distintas pruebas, y quien dice coches, dice joyas automovilísticas históricas. Se calcula que el valor total de todos los vehículos que rodaron en el Jarama es de 1.000 millones de euros.
Podríamos pensar que al ser vehículos con historia o piezas únicas y limitadas, iban a salir al circuito a enseñar al público cómo lucen de bien mientras trazan Le Mans y Farina o la subida Pegaso -ahora bajo el nuevo e icónico puente de Dunlop- pero no fue así. Estas bestias de la competición tenían claro su cometido, competir. Toques entre ellos, salidas de pista en las pruebas clasificatorias… estaba claro que no iban a dejar media décima sin recortar en una vuelta para llevarse la victoria, aunque ello conllevase acabar con todo el tren delantero de un precioso Shelby Cobra 289 de 1963.
¿Y qué más?
Vale, estábamos rodeados de vehículos especiales y los íbamos a ver rodar en pista, ¿qué más podíamos pedir? Un ambiente a la altura. Y así fue. Por un lado, el sol no se lo quiso perder, y por el otro, la afluencia de público que está volviendo a atraer el Jarama con este tipo de eventos siempre te arrancan una sonrisa. La libertad de poder andar y curiosear entre los coches (todas las entradas daban acceso al paddock), incluso de entablar conversación con los pilotos y mecánicos dan a estas pruebas un toque especial.
Esto no es más que un adelanto; pronto colgaremos una extensa galería de todos y cada uno de los vehículos que participaron, con todo lujo de detalles y alguna que otra curiosidad.
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Álvaro Iglesias
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