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El día en el que un Ferrari Dino 246 GTS apareció enterrado en un jardín de Los Ángeles

Hoy os traemos una rocambolesca historia que tiene que ver con un Ferrari Dino 246 GTS que fue hallado bajo tierra después de haberle perdido la pista durante cuatro años.

Corría el año 1974 en Los Ángeles (California) cuando Rosendo Cruz, un adinerado fontanero de la ciudad angelina, decidió regalarle un Ferrari Dino 246 GTS a su afortunada esposa por el día de su cumpleaños. En concreto, la unidad del deportivo italiano de la que hablamos se trata de una equipada con el paquete ‘Chairs and Flares’. En color verde oscuro metalizado y con varios detalles exclusivos como una llantas Campagnolo de 7,5 pulgadas, pasos de rueda ensanchados y un pack interior que incluía asientos Daytona acabados en cuero, aire acondicionado y elevalunas eléctricos, este Cavallino Rampante rondaba por entonces los 23.000 dólares. La producción de este modelo, con la denominación ‘Chairs and Flares’, no llegaría a superar las 100 unidades.

La serie limitada ‘Chairs and Flares’ del Ferrari Dino 246 GTS montaba varios detalles exclusivos como unas llantas firmadas por Campagnolo, pasos de rueda ensanchados y un atractivo pack interior 

Seguro que el Ferrari no defraudó. A más de uno nos sería difícil decir que no ante un regalo como este. Todo parece idílico hasta el momento en el que la historia comienza a oscurecerse. Y es que una noche, después de que la pareja saliera de cenar del Brown Derby, uno de los restaurantes más famosos de la ciudad, se topó con la triste noticia de que su flamante deportivo había desaparecido.

El Dino no aparecería hasta 1978 cuando, tras un chivatazo, dos detectives lo encontraron enterrado en el patio trasero de una casa de un suburbio de Los Ángeles. A escasos metros de la superficie, en lo que parecía el hueco de una antigua piscina, y para sorpresa de todos, el Ferrari asomaba al poco tiempo de comenzar a cavar la zanja. La familia Underwood, propietarios de la vivienda, asombrados ante tal acontecimiento, afirmaron no tener ni la más remota idea del tesoro que guardaban bajo su vivienda. Por su parte, el resto de vecinos también negó haber presenciado ninguna actividad sospechosa por la zona.

Una historia que bien podría dar pie a un guión de cine

El caso pronto se propagó más allá del barrio. Las principales cabeceras locales e internacionales llegaron a hacerse eco de la noticia. Al conocer el suceso, muchos fueron los que se interesaron por el estado del Dino. El vehículo se encontraba envuelto en plásticos y toallas para evitar que la humedad causase desperfectos en la mecánica y el chasis. Todo apunta que quien enterró el deportivo tenía pensado volver algún día a por él.  

Rosendo Cruz, como propietario del vehículo, ya había recibido la correspondiente indemnización de la aseguradora. Cuatro años más tarde al redescubrir el coche, el señor Cruz se desentendió totalmente de su Ferrari que caería en manos de la aseguradora. Al cabo de unos años, un entusiasta de los automóviles llamado Brad Howard se pone en contacto con la compañía para hacerse con el renacido Dino. Howard adquirió el deportivo italiano por un precio bastante inferior al que costaba al salir de fábrica. Los desperfectos mecánicos, el óxido y el deterioro de la carrocería del Ferrari no parecieron suponer un problema para el nuevo propietario que no dudó en embarcarse en una costosa restauración.

Como cabe suponer el modelo presentaba un estado bastante lamentable. Los trabajos comenzaron por el apartado mecánico. Primero se retiró el motor de 2.4 litros y 195 CV que albergaba el Dino para someterlo a una exhaustiva revisión que terminó con la sustitución de varios de sus componentes. Un esmerilado de válvulas, la sustitución de la bomba del agua y un cambio de líquidos completó la reparación. El motor del Ferrari Dino 246 GTS volvía a rugir tan alegre como la primera vez. Una vez puesto en marcha llegó el turno de la carrocería. Un taller especializado devolvió el aspecto original al Ferrari después de pintar por completo el coche en su color verde original. El pequeño Dino aún tenía mucho que dar que hablar sobre el asfalto.

Era de esperar que después de una restauración de este calibre a Brad Howard se le pasase por la cabeza la brillante idea de personalizar la matrícula de su flamante Ferrari. La numeración de serie de la placa fue sustituida por dos palabras que a día de hoy rezan ‘DUG UP’ (el desenterrado).

El propietario coronó la minuciosa restauración reflejando las palabras ‘DUG UP’ (el desenterrado) sobre la placa de su Ferrari

Nunca llegó a encontrarse al responsable de este misterioso caso. Las malas lenguas comentan que, Rosendo Cruz, de la noche a la mañana, se vio envuelto en serios problemas económicos. Para intentar solventar su desesperada situación, el popular fontanero pagó a unos delincuentes para que robasen su coche y lo destruyeran. De esta forma podría hacerse con una buena suma (cerca de veinte mil dólares) al cobrar la indemnización proporcionada por la aseguradora. Los cacos por su cuenta decidieron no llevar a cabo el plan según lo acordado y ‘escondieron’ el Ferrari con la intención de volver a por él.

Brad Howard, un loco afortunado

A día de hoy Brad Howard vive felizmente con el Dino y presume de tener en su garaje una pieza histórica que guarda consigo una de las historias más extrañas y atractivas de la historia del automóvil. En este vídeo podemos apreciar el espectacular estado de forma que luce hoy el modelo. Y es que en el fondo estamos ante una historia de amor. El amor que despertó el Ferrari Dino 246 GTS en el corazón de dos ladrones que simplemente fueron incapaces de destruir tal belleza. Una historia pasional que sólo puede tener como protagonista a un deportivo italiano como éste.

Fuente: ABC

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Sobre el Autor

Javier Jiménez

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