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Audi abandona el WEC: los motivos oficiales… y la verdad

Audi terminará su andadura por el Campeonato Mundial de Resistencia (WEC) tras 18 años de victorias para dedicarse a la Fórmula E

Todo sueño tiene un fin, pero en el caso de Audi realmente no parecía tenerlo. La marca de Ingolstadt se ha convertido en la última década en la seña de identidad del WEC y casi en el «anfitrión» a batir en su evento más famoso: Le Mans. El anuncio de su retirada ha llegado con el comunicado oficial de la marca de ayer mismo, donde informa de que se centrará en la Fórmula E, a la vez que mantiene su programa en la DTM -¡Menos mal!-.

«Debido a que nuestros coches de producción se están convirtiendo en eléctricos, nuestros coches de competición deben serlo aún más. Vamos a comenzar nuestra incursión por la carrera de un futuro eléctrico»

Con ésta aclaración de Rupert Stadler -jefe de gestión- nos nuestra un noble propósito: Audi ha sido toda una pionera en Le Mans y ahora quiere reorientar su rumbo.

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Lo insólito a la par que triste es que dicho rumbo sea fuera del WEC: la marca se estrenó en 1999 con el R8R y el R8C. A partir del año 2000 su R8 fue ganador durante tres años consecutivos. En el 2006 Audi hizo su segunda demostración de vanguardia ganando Le Mans con un motor diésel: el del R10 TDI; desde entonces sólo utilizarían este tipo de motor. Así 3 años más hasta que Peugeot les rompió la racha con el espectacular 908 HDi FAP en el 2009. El año siguiente las aguas volvían a su cauce, con Audi proclamándose campeona desde el 2010 hasta el 2014 con el R15 plus y en último lugar, el aclamado R18. La hibridación fue su última meta conseguida.

Porsche volvió al WEC tras retirarse en 1998 y le llevó tan solo un año quitarle a Audi su título con el 919 Hybrid. Si sumamos también el regreso de Toyota y sus incesantes esfuerzos para ganar, teníamos un trío espectacular en la categoría LMP1. Los fans del WEC vibrábamos de emoción…y ahora ésto.

¿Realmente Audi deja el WEC «por mirar al futuro»?

Nos suena verdaderamente raro. Precisamente el WEC, y en concreto Le Mans ha sido el escaparate mundial de tecnología para las marcas que compiten allí. Es más, el premio en metálico que obtienen por ganar es casi simbólico comparado con la inversión inicial. El verdadero objetivo es el mensaje transmitido: estás gritando al mundo que tus coches son los más potentes, fiables, tecnológicamente vanguardistas. Lo que se apuesta en Le Mans es la reputación frente al mundo.

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Otra circunstancia de peso es el cambio de normativa del WEC prevista para el 2018, donde la potencia híbrida cobrará más peso, dejando en desventaja a la tecnología diésel propia de Audi. Pero conociendo la filosofía de la marca, lo normal hubiera sido que en el 2017 creasen un nuevo LMP1 con un sistema de propulsión nuevo, para que en el 2018 cumpliera la normativa de sobra y fuera a ganar de nuevo. En resumen: no es propio de Audi dejarse amedrentar por la normativa de la ACO.

Si el WEC es un estandarte de promoción para las marcas al más alto nivel y además está -de forma muy progresiva- adaptándose a las tecnologías futuras, dando cierto margen de mejora ¿Por qué Audi se echa para atrás, en vez de adelantarse como siempre? 

Sí, por eso: Dieselgate.

La estafa le ha costado muy cara al Grupo Volkswagen

La compañía a la que pertenece Audi es responsable directa de manipular por medio de software las emisiones en sus motorizaciones diésel. Volkswagen ha tenido que hacer frente a llamadas a revisión masivas de sus coches en todo el mundo -se calcula que van por 700 000 unidades-, además de una multa de 14,7 billones de dólares. Hasta para el segundo fabricante mundial de automóviles la cifra es muy elevada e implicará sacrificios.

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La reputación de Audi ha quedado en entredicho y por ello la marca ha decidido enfocar su futuro a la cero emisión de gases: el coche eléctrico. De este modo competiría directamente con Tesla al igual que BMW y eliminarían de raíz el diesel e incluso la hibridación, que es la norma de Le Mans.

Este cambio total de planteamiento requiere un cambio total en I+D y en toda la infraestructura de la marca, por lo que el coste de la «conversión» podría rondar los 4,24 billones de dólares, según predijo Reuters el año pasado.

Ese capital sale, obviamente del grupo Volkswagen que también necesita limpiar su imagen. Además el grupo VAG siempre se ha caracterizado por tener varias marcas que han sido referentes de tecnología y poder, pero que económicamente han sido verdaderos agujeros negros -véase Bugatti o Lamborghini, por ejemplo-. Tal vez este sea el camino a una nuevo grupo, menos excesivo y más sensato… aunque la sensatez, en el mundo del motor, pocas emociones nos ha dado.

La Fórmula E es más acorde a Audi, y más económica

Audi invierte aproximadamente entre 200 y 300 millones en su programa LMP1 anualmente. Por otra parte y sin salir del grupo VAG, Porsche también tiene su propio programa de desarrollo de prototipos que también conlleva otro enorme gasto anual al grupo de marcas. La principal diferencia es que Porsche está ganando el WEC desde su reaparición. Esto último resulta muy cruel, lo sé, pero pensad que el grupo VAG está demasiado endeudado como para poner a dos marcas propias a pelear entre ellas y dentro la misma disciplina, que es lo que ocurre en el WEC. Desde el punto de vista financiero no resulta sensato bajo ningún punto de vista.

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En cambio la Fórmula E (o FE) parece enormemente atractiva para una futura Audi eléctrica. El dato más sorprendente es que dicha disciplina tiene el presupuesto máximo establecido a 3,5 millones de dólares al año; con ese presupuesto en LMP1, Audi solo tenía para diseñar un faro y la antena del nuevo prototipo. Audi se ha propuesto la misión de crear soluciones eléctricas de rendimiento para mostrarlas en una categoría que está solo en su tercer año de existencia, sin una gran repercusión mediática ni económica, sin grandes cifras y, en definitiva, muy joven.
Quién sabe si dentro de unos años la FE comienza a ganar peso, pero de momento suena algo «vacía» si la comparamos con Le Mans, conocida como «la madre de todas las carreras».
No obstante, Audi no es el primer fabricante que ficha por la FE: Renault es habitual en la disciplina, Mercedes-Benz planea hacerlo para el 2018 y Jaguar tampoco lo descarta. Es más, Audi ya tenía implicación con la Fórmula E, pero a través del ABT Team.

«A la vanguardia de la técnica»

El coche eléctrico es el futuro salvo revolucionario descubrimiento de última hora, nos guste más o menos. La competición siempre ha sido el mejor expositor de tecnología y todos queremos que lo siga siendo. No nos pongamos derrotistas; la normativa del WEC ha evolucionado –o involucionado puntualmente– durante décadas adaptándose a los tiempos y a los estándares tecnológicos y de seguridad para seguir siendo un referente mundial donde las marcas puedan exhibirse. No me extrañaría un LMP1 100% eléctrico con los 4 aros en su frontal. Pero todo a su debido tiempo; primero toca hacer experimientos en Fórmula E.

Hasta entonces, la echaremos muchísimo de menos:

Resulta evidente el mensaje que Audi quiere transmitir al mundo y a sus rivales: quiere renacer y dar ejemplo. Está convencida de que este nuevo planteamiento, más sostenible y económicamente más prudente puede asegurar su futuro y mantener su credibilidad intacta. Parece que Audi está siendo la pionera en llevar el cambio global al que debería someterse todo el grupo Volkswagen AG. La intención es muy noble. Los motivos, por desgracia, no tanto.

 

Sobre el Autor

Agustín Martínez

Mecánico de camino a ser Ingeniero Mecánico. Amante de los coches desde la infancia; todo comenzó con un Citroën ZX y en algún momento seguirá con un Porsche 911. Otra gran afición que tengo son los videojuegos de conducción, por lo que también podéis verme escribiendo sobre ellos aquí o jugándolos como Gustingorriz

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